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Opinión

EN PLURAL

La inversión social en República Dominicana

Yvelisse Prats-Ramírez de PérezSanto Domingo

(1 de 2)Ahita mi vanidad con la Mención de honor que recibí debutando en el Concurso de Cuentos de Radio Santa María, dejo atrás engolfamientos personales y me sitúo en el espacio colectivo cuya marginación no cabe en ninguna narración ni siquiera con la profundidad del inigualable cuento “Los amos de Juan Bosch”. ¿Dónde avizorar mejor ese panorama en duelo al que me debo, que desde la Cumbre Alternativa del Pueblo, que amalgama en su seno caudaloso partidos y movimientos hermanados en el empeño de cambios que no esperan? Participante intermitente de los trabajos de esa Cumbre, con las pausas a que me han obligado quebrantos recientes, tuve a mi cargo en el acto de apertura, y en el primer Encuentro Regional de Santo Domingo, el Primer Eje Temático del programa; la inversión social, que enfatizó particularmente los sectores Educación, Salud y Vivienda. Presenté el tema en el acto inaugural en forma holística, como siempre me dejé llevar por la emoción y expresé mis juicios de valor junto a los datos científicos. En el encuentro del domingo 8 de febrero, en el Centro Bonó, los a él me sujeté, tratando la Inversión Social en República Dominicana en sus principales problemas, y luego haciendo algunas propuestas para enderezar su rumbo, todo ello escrito brevemente como si fuera en power point. Fue un ejercicio de sobriedad difícil, porque una se indigna y rabia cuando va recordando los números de la explotación, la miseria, la corrupción, el abuso. Pero me esforcé alentada por el pensamiento de que no hay mejor práctica que mostrar la realidad con la contundencia de las estadísticas, y quedaron tres o cuatro páginas con pretensión a ser materia prima en los debates de nuestra Cumbre Alternativa. Coherente con mi vocación de airear En Plural mis posiciones, transcribiré en dos entregas esas apretadas páginas, usándolas como piedras provocadoras para expandir el análisis mas allá del espacio de la Cumbre Alternativa, agitando aguas dormidas y sensibilizando conciencias. Y al concluir la transcripción la semana que viene, pondré como remate un comentario actualizado y en primera persona: porque en el interregno se han ido produciendo contra la inversión social, nuevos y graves atentados, y cumplo la frase de Martí denunciándolos para no ser también yo culpable. Tiro la primera piedra. “La inversión social en República Dominicana no cumple con la función esencial que los economistas progresistas como Amartya Sen le asigna, de “herramienta al servicio del desarrollo humano”, instrumento idóneo para ejecutar acciones correctivas frente a las inequidades sociales. El gasto social manifiesta en nuestro país una tendencia regresiva, en lugar de progresiva, y se aplica al presupuestarlo la perversa lógica procíclica del neoliberalismo que disminuye los recursos asignados a las políticas sociales precisamente cuando crecen las necesidades y las vulnerabilidades de los sectores más desprotegidos. Principales problemas: (Salud Educación, Vivienda) La inversión social en República Dominicana presupuestada para el 2009 es de 7.2% del PIB, una de las mas bajas en América Latina. La media en nuestro Continente es de 15% del PIB, mas del doble del gasto social dominicano. La insuficiencia de la inversión social se refleja en una fuerte exclusión social, incrementándose las desigualdades como efecto de una oferta de servicios públicos inequitativa y segmentada. La inversión social en salud es para el año 2009 el 1.3% del PIB. La media en América Latina es de 3% del PIB. El 50% del gasto en salud se dedica a la medicina curativa, y no a la prevención de las enfermedades, lo que impide la erradicación de muchas y propicia que las epidemias se conviertan en endemias. La inversión en educación es de solo el 2.2% del PIB, lo que viola el 4% prescrito en la ley 66-97 y contrasta con el 5% del PIB que es la media en América Latina. Esa inversión insuficiente ha producido como resultado que la República Dominicana figure de acuerdo a los más acreditados organismos internacionales, en los últimos lugares de los rankings que evalúan calidad y equidad educativas. En vivienda y urbanismo se presupuesta para el 2009 el 0.4% del PIB, disminuyendo así casi un 1% de lo ejecutado en el 2007. Eso se refleja en el hacinamiento de los cordones de miseria, con su consecuente secuela de delincuencia y promiscuidad. Para el sistema de Seguridad Social se presupuesta un 1.0% del PIB. Como el sistema es esencialmente contributivo y tradicional, y el Estado le asigna un presupuesto tan menguado, quedan sin cobertura amplios sectores de los trabajadores informales, siendo un modelo tradicional concebido para familias monoparentales y patriarcales. La inversión social privada es prácticamente inexistente, sea por debilidad del aparato productivo, o por ausencia de una legislación al respecto”. Hasta aquí, las denuncias. En la próxima entrega, las propuestas, y el comentario.

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