UNA REFLEXIÓN
Táctica dilatoria
Es bien sabido que el Partido de la Liberación Dominicana actualmente tiene el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo, situación que no sólo le brinda poder para decidir, sino también la capacidad de manejar a su antojo muchos temas de trascendencia en la vida nacional. Así ha ocurrido con el caso del prometido aumento salarial al sector salud, en el que se puso a “dormir” con muchas reuniones a sus representantes y al final el Senado de la República terminó castrando la posibilidad de materializar el anhelado incremento de sueldos. Ahora ocurren dos cosas: la primera es la reacción de los dirigentes en las diferentes áreas que interactúan en la salud pública de los dominicanos, y la segunda consiste en una campaña de descrédito contra estos, auspiciada desde el Palacio Nacional, en donde se utilizan todos los recursos del Estado relativos a la comunicación, con el fin de que los habitantes de esta media isla no respalden el plan de lucha reivindicativa, que de inmediato vuelve a desarrollarse en todo el territorio nacional. Los médicos, son los que han realizado hasta el momento las acciones más contundentes con el objetivo de lograr un incremento considerable en los salarios del sector salud, por lo que a partir de la pasada semana y fruto de la lamentable situación de incumplimiento gubernamental cuentan con un mayor apoyo de las enfermeras, bioanalistas, empleados y afines. Desde el punto de vista político, la táctica dilatoria es un elemento que puede dar resultados a corto plazo, como es el caso, pero en la mayoría de las ocasiones se convierte en un arma de doble filo pues además de generar inconformidad como consecuencia del engaño que generalmente se utiliza, termina cuestionando las intenciones presentes y futuras de diálogo, conversación y probable acuerdo sobre este o cualquier otro tema. Cuando está involucrado el Presidente de la República, el Gobierno Central y el Congreso, entonces acciones como la antes descrita también afecta negativamente el ambiente necesario para la gobernabilidad y por ende, el sistema democrático.