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Opinión

EL ROEDOR

Regidores, partidos y Leonel

Aristófanes UrbáezSanto Domingo

A la hora en que se escribe esta columna, no sabemos si el PRD ha tomado la decisión de bajarle “la línea” a sus regidores en todo el país de que no se aumenten la dieta (porque ellos no tienen salario, al menos que se haya modificado la Ley), cual hizo el PLD en la sesión de su Comité Político del pasado martes. Del PRSC ni hablar, porque aun estando en vida su “querido líder”, doctor Joaquín Balaguer, tomaban sus decisiones a su mejor parecer, lo que lo obligó al hombrecillo de hierro de Navarrete a reinventar una famosa expresión de los tiempos coloniales que rezaba: “Se acepta, pero se acata”, lo que era moneda corriente con todas las leyes del país durante los Doce Años hasta hace poco. Ahora bien: de la única manera que esos partidos no terminen de perder la credibilidad que mantienen, es no sólo revocando esos medalaganarios aumentos (lo que constituye una provocación en momentos que China ha perdido 20 millones de empleos, Estados Unidos, 4 millones, y España, 3; sino suspender a todo regidor, síndico o funcionario, electo o no, que no acate tal medida, cerrándoles la posibilidad de que busquen la reelección en las elecciones de medio término del 2010, que están al doblar de la esquina. ¿Cómo se les ocurre a estos señores, muchos de los cuales se les elogia llamándoles vagos, aumentarse las dietas y sueldos, cuando el Gobierno, por un lado, otorga subsidios a empresas de zonas francas y a la Falconbridge, mientras por el otro, empresarios como José Corripio (Pepín) y Mario Lama, entre otros, anuncian que soportarán la crisis sin despedir empleados porque de lo que se trata ahora es de retener el empleo? Pero el síntoma de esto es algo más profundo que la visión “Light” del mundo y de la vida que atraviesan todas las sociedades en la actualidad, sino que en nuestro caso, es el fruto de la “machepización” del Estado que se inició hace tiempo, y que no tiene nada que ver con la meritocracia, igualdad de género, derechos humanos, ni con el axioma de “a más trabajo, mejor salario” (cosa que no pensamos analizar aquí y que dejaremos para un libro próximo). Los partidos que quieran sobrevivir a este ciclón batatero, tienen que hacer un esfuerzo serio por aislar y desprenderse del ‘tigueraje’ que ve la política como el más fácil de los negocios, incluso que el de traficar con drogas. El fin de la crisisBen Bernanke, el director de la Reserva Federal de EEUU, aseguró esta semana, a propósito de esto, que la peor crisis en casi un siglo (que surgió en su país e infectó todo el mapa capitalista, incluido el “capitalismo de Estado” del gigante amarillo), podría terminar en un año. Como dijera don Julio Sauri a propósito de la eterna crisis eléctrica del país (y está demostrado científicamente que sí las chichiguas y los tenis en el tendido eléctrico causan apagones, o si no, ¡pregúntenles a los que saben de electricidad!), “¡que sólo la Virgen de la Altagracia sabe cuándo terminarán los apagones!” (Frase que le costó el puesto al honrado don Sauri); digo, de esa expresión debemos asirnos ahora frente a las predicciones de Bernanke, porque si el ojo de lince de Alan Greespan, bajo cuya égida en la Reserva Federal la economía de la era Clinton creció ininterrumpidamente por más de 40 meses, sería no sólo arriesgado, sino iluso, confiar a pie juntilla en las predicciones del actual incumbente de la Reserva Federal, porque los signos de desplome continúan, y no así de que vayamos a rebasarla en tan corto tiempo. Por ejemplo, ya aquí el director de Aduanas, Miguel Cocco, dijo apenas anteayer que las recaudaciones siguen bajando, mientras la Asociación de Industria reclama a los bancos que bajen las tasas acorde con la política de rebaja aplicada por el Banco Central. ¿Qué quiere decir todo esto? Que del mismo modo que la economía mundial podría comenzar a recuperarse en seis meses, podría durar el doble o el triple del tiempo estimado por Bernanke. Pero ello conllevaría, para las economías no petroleras como la nuestra, que los precios del oro negro podrían subir y comenzar de nuevo la especulación que anularía el proyectado crecimiento del 3% del PIB y entraríamos en una estanflación. Ante una situación como ésa, no sólo no habría gobierno seguro, sino cabeza alguna, como pasó en la Argentina post Menem y Fernando de la Rúa, que se sucedieron unos seis gobiernos en apenas tres meses. Y esto lo decimos, para que los azuzadores y pirotécnicos sepan a qué se atienen. El PresidenteThe New York Times publicó un reportaje en que se elogia la calidad de estadista del Presidente Leonel Fernández, lo que sin duda llena de rabia a la jauría de la impotencia, odio y el resentimiento, que chilló (desde Mon Alburquerque hasta Nacho Isa) con dolor por el artículo de Fidel Castro Ruz. La mediocridad en los políticos fracasados no tiene nombre y nubla el entendimiento, pues no se dan cuenta que todo ser sensato que oye o lee esas bazofias, en vez de apreciarlos, los descalifica totalmente en su pretensión de querer dirigir al pueblo dominicano, uno de los más inteligentes de América, pues si observamos la historia, todas las caídas las ha convertido en victorias. Ahora se comenta que Leonel podría ser el intermediario en abril entre Obama y Raúl (que no se darán la mano, por temprano), pues es visto bien por Calderón Hinojosa, de México, y A. Uribe, de Colombia, a la derecha, y por la izquierda, por el propio Raúl y Chávez, incluyendo a los más moderados. Vi de lejos al Presidente y me pareció cansado. Ramón Urbáez, mi hermano periodista que cubre Palacio, me dijo que sólo Leonel soportaba un martes como el pasado. ¡Qué buen viento le acompañe, Presidente! Para Borges, el odio y el resentimiento, son la muerte misma. www.aristofanesurbaez.com

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