ORLANDO DICE
Un flanco que el PRD no debió de abrir nunca
A lo hondoEl PRD andaba de lo más sonriente con Ricardo Lagos y su retorno al mundo de las ideas, y viene Aridio García de León y lo hala para lo hondo al señalar que el narcotráfico ha permeado sus filas y que sus patrocinados fueron electos a cargos públicos. La denuncia, que puede considerarse una acusación, debió haber provocado a los escrupulosos que siempre se rasgan las vestiduras, pero parece que la dejarán pasar, pues nadie reconoce esos hechos. Y no es que lo estén ocultando. Simplemente nadie recuerda que candidato alguno fuera obligado a abandonar sus aspiraciones ante la amenaza de someterlo a los organismos de dirección. El Fiscal del PRD, por tanto, deberá hablar más, y con otro fundamento, pues sus declaraciones a Diario Libre lucen muy aéreas. No debe dudarse que esta sea una de las consabidas trampas en que cae el partido blanco, a veces queriendo ser más papita que el Papa. Por ejemplo, el antidopaje. El requisito no es nuevo, y ni único del PRD. Los reformistas fueron los primeros, y sus resultados no fueron cosas del otro mundo. Además, ahí no es que está el problema. El adicto es un enfermo, y por su condición, merecedor de pena. Contrario al traficante, que no va a la política a vender su producto, sino a usar su dinero para corromper voluntades y conseguir impunidad. Los jefes de las drogas en el país son audaces para el negocio, pero no tanto para sacar la cabeza. Todavía se mueven en la sombra... Los sospechososSi Aridio García de León no da nombre y apellido en los casos que dice conocer de perredeístas ligados al narcotráfico que quisieron colarse o se colaron a posiciones electivas, estará haciendo sospechosos a todos los que aspiren a cargos en las próximas convenciones, en particular en la que seleccionará los candidatos para las próximas elecciones congresuales y municipales del 2010. En el PRD, que es un partido populista, uno de sus actuales problemas es la cartera. Quien la saca, se perdió si no tiene fondos suficientes para llenarla cada vez que se vacíe por la voracidad de sus compañeros. Ahora se acusa a los potentados de aprovechar sus fortunas para corromper y ganarse la simpatía de “ los débiles de espíritu ”, pero si se pone sobre el tapete la posibilidad de que el narcotráfico financie campañas, esa será la excusa preferida de quienes no logren conectar con los potenciales votantes. Pueden oírse desde ya las voces de la perversidad diciendo que no perdieron, si no que fueron ganados por los capos de las drogas. Así que, como guerra avisada no mata soldados, los participantes en los procesos internos saben por adelantado que deben cuidarse del hecho posible o de la denuncia infundada. La advertencia había sido hecha por jueces de la Junta Central Electoral, sin que quedara claro el propósito, pues se habló del tema para convencer de que debía dejarse sin efecto lo del voto preferencial. Esto es, un fantasma para meter miedo y conseguir determinado objetivo... La razónEl PRD no debió nunca haber abierto ese flanco, pues “mal de muchos, consuelo de tontos”, y el decir que la situación que se dio en su seno también se produjo en otros de los partidos del sistema, no lo libra del estigma. Nada más hay que hacer un poco de historia y recordar como se le amargó la vida a José Francisco Peña Gómez cuando buscaba la presidencia de la República. Hay quienes creen que esa acusación afectó su candidatura, pero no en los términos de que fuera creída, sino porque alteró su ánimo y lo obligó a dedicar tiempo a ese tipo de defensa, en vez de hacerlo a postular sus ideas y convencer a la gente de las virtudes de su proyecto político. Admitir ahora que hubo perredeístas que se asociaron al narcotráfico para alcanzar posiciones electivas, es dar razón a posteriori a los sectores que usaron esas armas en el pasado. Entonces fueron consideradas sucias, ahora se limpian por la voluntad de quienes se sintieron agraviados. Los casos de drogas andaban en los cuarteles y de manos de militares y policías. Ahora habrá que mirar hacia los litorales civiles, y sobre todo políticos. ¿Quiénes ponen cascabeles a los gatos? ¿Los propios partidos buscando entre los adictos y no entre los traficantes, las autoridades encargadas de enfrentar lo que califican un flagelo, pero que muchas veces son desbordadas por sus propios subordinados, o la Junta Central Electoral, que hasta ahora no tiene control de todos los aspectos de la campaña, y mucho menos del ingreso de dinero sucio?...