Manresa Altagracia necesita remodelación 

Acabo de llegar de un retiro para ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola celebrado en Manresa Altagracia. Estuve tres días junto a un grupo de 66 personas, entre cooperadores, asociados e invitados del Instituto Secular de Nuestra Señora de la Altagracia. Las sesiones estuvieron dirigidas por el sacerdote jesuita Javier Vidal. Hace 16 años que hacemos esos ejercicios, una vez cada año, consistentes en oración, meditación y contemplación basada en la Palabra de Dios. Son ejercicios en los que uno se desconecta del bullicio del mundo y se adentra en un remanso de paz, en el cual uno se conecta con Dios porque el silencio total ayuda a que uno pueda dar cabida a la comunicación divina. Manresa Altagracia sirve a la necesidad del ejercicio espiritual. Tiene 54 años de existencia y ya su instalación física necesita de una obra de mantenimiento urgente, aunque la administración lo mantiene lo mejor posible y embellecido con sus grandes jardines cuidadosamente tratados. Sin embargo, en escritorios, mesas, reclinatorios, marcos, puertas; en los baños, inodoros, lavamanos, mezcladoras ya reclaman una remodelación. Las puertas están llenas de insectos que se las han comido casi totalmente. En las habitaciones, los colchones, sábanas y camas están en muy malas condiciones. Necesitan ser cambiados. Las sillas y el reclinatorio necesitan ser tapizados. Sugiero que todas las personas que disfrutamos del retiro en ese lugar cooperemos en la medida de nuestras posibilidades para que se pueda proceder al arreglo de todas esas deficiencias y darle un nuevo brillo a Manresa Altagracia, que tanto beneficio espiritual nos ha traído.