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TEMA DE SALUD MENTAL

Solidaridad en la crisis

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José Miguel GónmezSanto Domingo

Los técnicos hablan de la desaceleración y de la recesión de la economía; también hablan de la crisis financiera y monetaria que traerá consigo: pérdida del empleo masivo, aumento de la pobreza, inseguridad en la distribución del ingreso y del aumento del hambre y desnutrición. Por supuesto, sufrirán los más pobres, morirán los más vulnerables: niños y ancianos; padecerán los jóvenes y las mujeres en edades productivas. Crecerá la desesperanza, la falta de fe y de amor por el otro. Aumentarán los divorcios, la disfunción familiar, también, aumentara la violencia social y la deshumanización. La desigualdad se va ha convertir en una de las causas de resentimiento social, de irritabilidad, de odio y desarmonía entre los “ellos” y los “nosotros”. En esta crisis, existen personas y grupos que acumulan más, que viven mejor y tienen mejor vida que la mayoría de sus compañeros y ciudadanos. Todas y cada una de las razones que se puedan explicar serán insuficiente para razonarle a un padre a una madre que pierde un empleo, o al joven que no encuentra un trabajo, o al que no tiene el pan, ni la medicina. Tampoco será comprensible para los que tendrán que bajar más y más, la escalera de la impotencia y las frustraciones. La crisis golpea a cientos de dominicanos, lo sé porque lo escucho en el hospital, en el consultorio, en las tertulias, en los hogares y en las universidades. Se impone la solidaridad y la comprensión, la afectividad y el amor, sin poner los números y las variables por delante de la condición humana. Los pobres y la clase media baja no pueden pagar la desaceleración, la corrupción y la crisis financiera de unos pocos llenos de vanidad, de sin razón e irresponsable, pero sí ausente de ética y moral, que han puesto de rodillas a millones de personas en cualquier parte del mundo. ¿Cuánta desigualdad? ¿Cuánta injusticia? ¡OH Dios! Ilumina la mente y sensibiliza el corazón del humano que se adueña de lo material y se aleja de su prójimo. Solidaridad, por y para los más vulnerables, en estos momentos de inseguridad económica y social se impone una cultura de paz, de solidaridad y de altruismo social. Es tiempo de retener, no de abandonar, tiempo de dar, no de recibir, tiempo de esperanza, no de frustración.

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