Ser pobre...

Hace unos días me llegó este mensaje, que por reflexivo e interesante quisiera compartir con los lectores: “Un padre rico, queriendo que su hijo supiese lo que es ser pobre, lo llevó a pasar unos días con una familia de campesinos. El niño estuvo 3 días y 3 noches viviendo allí. Al volver a la ciudad, todavía en el auto, el padre le preguntó: ¿Qué tal tu experiencia? -Bien-, respondió el hijo, un poco distante -¿Aprendiste algo?-, insistió el padre. Y el hijo le respondió: ‘Varias cosas... -Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro. -Que tenemos una piscina con agua tratada y que ellos tienen un río entero, de agua cristalina con peces y otras cosas bellas. -Que tenemos iluminación eléctrica en nuestro jardín pero ellos tienen las estrellas y la luna para iluminarlos. Nuestro jardín llega hasta el muro. El de ellos, hasta el horizonte. -Nosotros compramos comida; ellos cocinan. -Nosotros oímos CD’s, ellos oyen una perpetua sinfonía de pájaros, grillos y otros pequeños animales... -Usamos microondas. Lo que ellos comen tiene el sabor del fuego lento. -Para protegernos vivimos rodeados por muros, con alarma... Ellos viven casi con las puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.’. El padre se quedó impresionado... Por fin, el hijo concluyó: ‘¡Gracias por enseñarme lo pobres que somos!’ Cada día somos más pobres para observar la naturaleza, que es la obra grandiosa de Dios. Nos preocupamos por tener cada vez más, en lugar de preocuparnos por ser cada día mejores”.