Opinión

¿Volver al patrón oro?

Julio Ortega TousSanto Domingo

¿Volver al patrón oro sería la solución a la crisis financiera global? Algunos economistas han acariciado la idea de establecer un nuevo sistema monetario mundial, que fundamente las monedas en el patrón oro. Al final de la II Guerra Mundial se hizo algo parecido en Bretton Woods, pero la vigencia del patrón oro fue eliminado en 1972, por la administración Nixon. ¿Qué es el patrón oro? ¿Qué fueron los acuerdos de Bretton Woods? ¿Es posible volver a una política monetaria basada en el patrón oro? El crecimiento de la producción de bienes necesitó históricamente superar el trueque con un “equivalente general” que diera una “medida de valor” a todos los bienes. Un cazador que acumulaba pieles necesitaba sal para conservar la carne, frutas para alimentarse o herramientas para su oficio. Cuando fue imposible seguir cambiando muchos productos por muchos otros, porque no existía una medida común de su valor, se hizo necesario inventar una mercancía que midiera el valor todas a la vez. Esa mercancía fue el dinero. Se utilizaron distintos objetos como dinero para ser los referentes generales de valor, y finalmente el oro se impuso como el mejor medio para medir el “valor” de las cosas. El nacimiento de la economía industrial en el norte desarrollado, disoció la política monetaria de una referencia “material” de valor. La economía postindustrial ha acentuado esa separación. Por muchos años, en el siglo XIX y en el XX se vivieron largos período de estabilidad mientras se respetó el acuerdo tácito o explicito, como fue el de Bretton Woods de 1944, que impuso el patrón oro. Sin embargo, la complejidad y extensión de la economía mundial rompió la referencia de la oferta de dinero respecto a la cantidad de oro. Se impuso el llamado “dinero fiduciario” emitido por sólo por los bancos centrales. El dinero fiduciario no se refiere a la cantidad de oro que le respalda. Aún así, por su uniformidad y características, el oro sigue siendo un activo de reserva importante para países e individuos. Las políticas económicas del mundo capitalista moderno se dividieron en varias corrientes, pero las más importantes fueron: el keynesianismo, el monetarismo y la llamada escuela de la economía del lado de la oferta (“supply side economics”), que ha dominado las políticas económicas internacionales desde los años 80. Para los economistas “del supply side” la ecuación era aparentemente sencilla: aumentar la oferta de bienes bajando los impuestos a los que son dueños de los medios que producen (los ricos) y así mantener la economía equilibrada y en crecimiento. La oferta monetaria resulta un elemento accesorio. Últimamente los defensores del “supply side” abogan por un restablecimiento del patrón oro limitado, a fin de solucionar el desorden financiero y monetario internacional. Los monetaristas entienden por el contrario, encabezados por la Escuela de Chicago de Milton Friedman, que el equilibrio y crecimiento económico sólo son posibles mediante un control estricto de la oferta monetaria. Lord Keynes y sus seguidores propusieron un modelo en las antípodas de “los supply side economics”. La demanda es la que estimula la economía, y toda la política económica debe girar en torno a estimular la intervención pública para mantener el equilibrio y el crecimiento económicos. A pesar de ello, producto de su experiencia del desastre del Tratado de Versalles de 1919 al final de la I Guerra Mundial, del caos monetario de entre guerras, y como esto antecedió la II Guerra Mundial, Keynes fue uno de los padres de los acuerdos de Bretton Woods, aunque las ideas que prevalecieron fueron las de la delegación de Estados Unidos y no las propuestas británicas presididas por Lord Keynes, que impusieron un patrón oro a precio fijo vinculado al dólar americano. En todo caso, el patrón oro es casi imposible de restablecer en los momentos actuales. Se estima que todo el oro extraído en el mundo no sobrepasa las 142,000 toneladas. A un precio de 1,000 dólares la onza, esto permitiría crear una oferta monetaria mundial de 4.5 billones (trillones en inglés). Esto es menos que total de la cantidad de dólares físicos circulando en el mundo y Estados Unidos, que no sobrepasan los 8 billones (trillones). Esto no sólo limitaría la política monetaria, sino que causaría una depresión mucho más larga que lo previsto. Incluso se podría pensar en que volver al patrón oro produciría una deflación generalizada y una contracción del PIB mundial, causando a su vez más pobreza y conflictos. El proteccionismo volvería a campear en el mundo. El patrón oro parcial puede ser parte de un acuerdo monetario mundial, del G-192 como le llama el presidente Fernández. Las opciones deben seguir abiertas.

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