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ORLANDO DICE...

“Vete y limpia esa pocilga...”

“ Vete...”.- El presidente Leonel Fernández tomó por un brazo al oficial Homero Lajara Solá el viernes 27 del pasado mes de febrero, cuando estaban en la caseta desde donde altos funcionarios del gobierno veían el desfile militar que era parte de los actos conmemorativos de la Independencia de la República. Aunque fue inusual la confianza, lo que llamó la atención de quienes estaban cerca y con las orejas paradas fueron las palabras que acompañaron el gesto: “Vete, y limpia esa pocilga, que te mando el decreto después”. El jefe del Estado no tutea, y el usted que usa con todo el mundo es una expresión de respeto, de un hombre que tuvo buena educación doméstica, pero también una forma de poner distancia. El oficial Lajara no supo como reaccionar, pues el mandatario lo tomó desprevenido. Los superiores que fueron testigos de lo que sonó como una sentencia, lo urgieron de que fuera a recibir esa misma tarde. Sin embargo, fue prudente, y se aguantó las ganas. Ir sin el decreto no era aventurado, puesto que el incumbente escuchó la orden, pero afectaba su flamante autoridad. Habló con Abel Rodríguez del Orbe, a quien se tiene como uno de sus padrinos, pero todavía no tenía nada. Incluso, éste decidió andar con el nombramiento a manos, por si el presidente Fernández se lo requería para firma. Pasó ese viernes, y nada… Publicaciones El sábado 28 amaneció en iguales circunstancias: la urgencia de superiores y amigos de que fuera a tomar posesión de la jefatura de la Marina de Guerra sin que el decreto hubiera sido emitido. La situación del día anterior se mantenía a pesar de que El Nacional del viernes lo había dado como un hecho, y también El Nuevo Diario de la fecha. ¿Cuál fue el origen de esas publicaciones ? ¿Fueron a favor o en contra? Santo misterio. Puede atribuirse a telepatía, a celebración adelantada, pero igual a fines inconfesables. Estas cosas suceden a menudo. Cuando Hipólito Mejìa, un oficial se fue de rumba creyéndose nombrado en una jefatura mayor, y tuvo que conformarse con la resaca. Cuando Joaquín Balaguer muchas designaciones se quedaron en el tintero después que fueran filtradas a la prensa antes de producirse el decreto. Lo sucedido con Homero Lajara Solá, insisto, quedó como santo misterio. No obstante, ese día se tomaron algunas providencias, como tener a los marinos en formación general, o estar los responsables en el lugar, hasta que llegara el decreto. Por suerte, las cosas discurrieron como se tenía previsto, la orden presidencial fue oficializada, de manera que el aguante de los infantes fue suficiente y ninguno goteó por exceso de calor o permanecer de pie. Se cumplió con el ritual esperado, y todos felices. O casi todos… El aliento Extrañó que el discurso del nuevo incumbente de la Marina de Guerra fuera de tono tan duro en presencia del antecesor Julio César Ventura Bayonet. Si se toma al pie de la letra la orden del presidente Leonel Fernández, no tenía porqué hacer concesión. No le confiaron el timón de un barco que navegaba a puerto seguro, sino que le encargaron la tarea de limpieza en una institución militar cuyos jefes no pudieron por sí mismos recuperarla de la deriva. Sabía por propia experiencia que la Marina estaba en una situación que quien pestañaba, perdía. Los periodistas copiaron fielmente las palabras del entrante Homero Lajara Solá, pero no recogieron el grueso de su discurso. Si se quiere, por falta de espacio. Los términos fueron los que apropiadamente sirvieron de titulares al día siguiente, y que provocaron alarma, por lo inusitado. Sin embargo, hay que reconocer que por solidaridad, o por guardar la forma, e incluso por cortesía entre pares, Lajara Solá le pasó la mano a Ventura Bayonet, al incluir su jefatura entre las víctimas de un deterioro de la Marina que venía de lejos, y que por tanto, lo precedía. Es decir, que no todo fue fuego y azufre, aún cuando difícilmente esas palabras fueron aliento suficiente para un Ventura Bayonet que se sentía abrumado desde los días previos al 27 de febrero. No hay tortura mayor que ser centro de todos los rumores de cambio…

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