Corrupción

En el discurso pronunciado por el señor presidente de la República, Leonel Fernández Reyna, ante las Cámaras Legislativas reunidas el pasado día 27 de febrero, el mandatario se limitó a citar los organismos que existen con el propósito de combatir la corrupción en el Estado. Al igual que en otros temas, los habitantes de esta media isla se quedaron esperando que no solo se hiciera el diagnóstico de las enfermedades, sino que se plantearan las medidas concretas con el objetivo de lograr la mejoría. Resulta extraño que en medio de un proceso de creación de una nueva Constitución, su principal promotor que es el Poder Ejecutivo, no haya contemplado mínimamente la idea de dotar de independencia al Ministerio Público. Es bien sabido que la única manera de poder enfrentar eficientemente la corrupción estatal, es contando con procuradores fiscales libres en su accionar, con autonomía funcional y autarquía financiera, tal y como ocurre en otras naciones. El caso de Argentina es interesante, pues tiene un cuerpo denominado Fiscalía de Investigaciones Administrativas, encargado de indagar, averiguar y perseguir los presuntos actos de corrupción en el Poder Ejecutivo. Todo indica que el gobierno dominicano no tiene interés en impulsar la descentralización del brazo acusador de la justicia, en el entendido de que las facultades de decisión y acción deben de continuar en manos partidarias. De concretarse algún día el anhelo de gran parte de la sociedad, en lo referente a la independencia plena del Ministerio Público, se estaría dando un paso enorme dirigido al desarrollo institucional del país, pero habría un retroceso en los bolsillos de muchos funcionarios, que en las actuales circunstancias gozan y disfrutan de una especie de inmunidad que les permite distraer fondos de las arcas oficiales para beneficio personal y sin temor a que se les aplique alguna sanción ejemplarizadora.