VIVENCIAS
La culpa es del muerto
Un cuento muy conocido describe la situación de pretender echarle la culpa al muerto. En la funeraria se encuentra un acreedor con su deudor, al cual estaba tratando de ubicar desde hacía varios meses. Aprovechando este encuentro “casual” le reclama su acreencia, el deudor, sorprendido le dice que no le adeuda nada ya que le había enviado el dinero con un amigo.El acreedor le pregunta que con quién; el deudor, con gran teatralidad haciendo una señal con sus labios, los dirige adonde estaba el muerto. Como es lógico, el “silencio” del muerto no le permitió al acreedor comprobar la veracidad de tal afirmación. ¿Qué lección o qué moraleja nos deja este cuento? Es un acto de irresponsabilidad pretender achacar las culpas propias a otro. En la mayoría de los actos que realizamos que comprometen nuestra responsabilidad siempre buscamos una excusa para quedar bien cuando no cumplimos con nuestra obligación. En la cotidianidad es frecuente encontrar gente que no tiene la entereza de reconocer cuándo ha fallado. Recurren a artimañas para enfrentar una realidad que a la larga se convierte en su condena. Sucede a cada paso que damos en la vida: cuando no se asume la corresponsabilidad que se tiene con los hijos por sus desvaríos, cuando un patrono echa la culpa de cuanto sucede en su empresa a los empleados, cuando desvirtuamos el concepto de culpa diciendo que es del sistema o porque el país es así. Siempre hay una excusa para sustraer (robar) la energía eléctrica o el telecable, de no asumir las obligaciones, de no pagar el agua y la basura, de no pagar las cuotas de un condominio, de no respetar las leyes de tránsito, de no cumplir con los deberes de esposo o de esposa. Siempre tenemos una excusa para todo: la culpa es del sindico, del gobierno, de los ricos, de la educaciónÖ En “Los miserables”, Víctor Hugo expresa que de las culpas de las mujeres, de los niños, de los criados, de los débiles, de los pobres y de los ignorantes, son responsables los maridos, los padres, los señores, los poderosos, los ricos y los sabios.