El discurso de Leonel

Las opiniones del PRD eran conocidas antes de pronunciado el discurso. Es lo habitual: la frase típica acuñada como cliché para ocultar la insensatez y la pobreza en el “debate” que no ha logrado avanzar más allá de: “No llenó las expectativas”. En cambio, el resto de la sociedad lo valoró como esperanzador y estimulante. Lo cierto es que a pesar de las calamidades por las que atraviesa el mundo, como dijo el Presidente, la situación en el país no es alarmante, pues resulta que el origen de la crisis estuvo en la desregulación del sector financiero y la consecuente quiebra de bancos, cuestión que para nuestro alivio no se dio por aquí, pues por el contrario, el estricto control del sector nos ha dado una banca robusta y dispuesta a aprovechar, en su beneficio, la situación de pánico que viven otros países. Todos sabemos que a Leonel le adorna una mágica fluidez en el discurso. Por ello desmontó con facilidad la campaña opositora que propala la idea de que esta administración despilfarra los recursos del Estado. Lo hizo poniendo en claro que durante el anterior gobierno esos gastos rondaron el 5% del PIB mientras que ahora apenas superan el 3%. Comparó nuestros magros gastos con el resto de países del hemisferio, para despejar las dudas y demostrar que la mentira es un recurso político. Aquella rendición de cuentas sirvió para mostrar al país que durante el cuatrienio pasado este gobierno no sólo trabajó por la recuperación de la nación, sino que lo hizo también para blindarnos de los vendavales externos. Esa es la razón por la cual la inversión extranjera fluye alcanzando cifras sin precedentes como un indicador de que hay confianza en la nación, y sortearemos las dificultades con éxito a pesar de los que apuestan a que el país fracase.