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EN PLURAL

Lo que faltó y hace falta

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Yvelisse Prats-Ramírez de PérezSanto Domingo

Cuando hace un tiempo en el LISTÍN me conminaron a reducir mis artículos a ochocientas palabras, acepté con renuencia, y así lo refunfuñé como acostumbro airear mis reacciones, En Plural. Sin embargo, he seguido escribiéndolos, porque me apasiona comunicarme con la gente, recibir los e-mails que llegan los lunes con aprobaciones, bendiciones, críticas y a veces hasta denuestos. Podé mis textos para meterme obedientemente en el molde ortopédico; pero a veces las ideas me desbordan, no puedo encerrarlas en las benditas ochocientas palabras, y me animo a pasarme, sobre todo porque leo en otras colaboraciones muchos vocablos más. Eso sucedió el sábado pasado. Escribí 960 palabras en el artículo “La buena nueva de Sur Futuro”, queriendo compendiar una hipótesis sobre la inversión social privada, ilustrada con el ejemplo radiante de la fundación de Melba de Grullón. Por una decisión superior que no comparto, porque un texto no debe mutilarse sin autorización de quien lo escribe (pienso que quizás seria mejor no publicarlo y ya) de mi columna semanal salió solo la mitad de lo que escribí. Mi vieja profesión de maestra de Lengua se encabritó al ver una redacción que perdió gran parte de su sentido, cortada medio a medio de su desarrollo lógico y semántico. Así que decido aprovechar las palabras de esta semana para completar lo que faltó, y hace falta, de acuerdo con mis modestos estudios sobre lingüística, comunicación y gramática. Repito para contextualizar a mis lectores el último párrafo con el que el periódico ¿concluyó? En Plural la semana pasada, y doy paso a la coherencia de lo que no se publicó, incluyendo el verdadero, y pienso que testimonial, final del articulo. ¡Dios quiera que esta vez acierte y no me pase ni con una sola de las ochocientas palabras que me son permitidas!. “Melba Segura de Grullón es una de esas dominicanas que da el frente al deterioro de nuestra sociedad. Preside la Fundación Sur Futuro, y ha convertido esta Institución en un arquetipo pulcro y atinado que debe convertirse en un paradigma para el empresariado nacional”. Sus programas son amplios y diversos, pero todos se hilvanan en el mismo hilo de una visión nacional de dignidad y justicia, y de una clarividente percepción de la urgencia de nivelar desigualdades antes de que exploten como volcanes de violencia. Hay programas de riego, para fertilizar el árido Sur en que se implementan; hay programas de protección y de siembra, y de construcción de acueductos: pero el denominador común de todas las acciones de Sur Futuro es la educación, concebida con acierto como el gran motor que impulsa la creatividad, la innovación, y el dinamismo de los pueblos.Una educación como la que reclamo para mi país, desde hace tanto tiempo con aquella “obsesión nacional” de que nos habló don Gustavo Tavarez, otro gran empresario pionero de estas preocupaciones educativas. Una educación que se fundamenta en una alianza participativa con los comunidades, con los padres y madres, y que en lugar de ser severa y vertical se cumple entre risas y juegos, a través de la moderna Ludoteca de Pedernales, y se ajusta al medio social, cultural y económico con una adaptación curricular que debe ser ejemplo para nuevas reformas educativas nacionales. En medio de las turbulencias desagradables que caracterizan mi habitat político, hice una pausa a principios de esta semana para empaparme de noticias buenas en la revista Sur Futuro. ¡Qué buen respiro, gracias, Melba, Don Alejandro y compartes! Al confirmar que no todo está perdido, que hay lucecitas como luciérnagas que van señalando rutas que desemboquen en ese Contrato Social que ha revivido últimamente la Cepal, he querido expresar En Plural esta alegría y este reconocimiento, como también lo hago con mis dolores hondos, porque así siento que contribuyo a que Sur Futuro crezca, se expanda, se transforme en una especie de estandarte común que asuman como suyo muchos empresarios/as del país. Estoy segura, desde mi convicción de socialista democrática, y de peñagomista, que el modelo de participación ciudadana por el que apuesto tiene ya en Sur Futuro una maqueta fecunda.

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