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BIBLIOGRAFÍA

Federico Henríquez Gratereaux exprime tetas de la Historia

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Francisco ComarazamySanto Domingo

De lo que he leído, que es bien poco si se piensa en mis muchísimos años de edad, confieso que no he hallado una definición que me satisfaga de lo que es una novela fuera de lo que todo el mundo sabe: la reseña de una historia en la que se mezclan la fantasía y la realidad. Esto es, según la generalidad, una obra literaria en la que se relata una acción fingida en todo lo que significa o pretende una imagen real del mundo y de la gente, echando mano a toda suerte de recursos, sin desdeñar lo utópico y recurriendo incluso modernamente, a la psicología del subconsciente. En cuanto al autor de una novela se requiere poseer imaginación y conocimientos de los factores humanos, es decir, sentimientos y cultura. Por lo menos es lo que se advierte en autores como Víctor Hugo, Balzac, Dumas Prost, Joice, Zwweig, Mann, Dostoievski y muchísimos otros que al momento, desafortunadamente, no acuden a mi memoria, pero que tienen el mismo valor en lo humano y sapiencia. Federico Henríquez Gratereaux al parecer pretende, en su “Ubres de Novelastra”, modificar el tradicional sistema del arte de novelar involucrando lo histórico y geográfico, es decir, tiempo y geografía, con personajes y espacios, en una vuelta al mundo civilizado como lo habría hecho, si viviera, Julio Verne, pero con diferente objetivo, como cuadra al planeta en que vivimos con su complejo mecanismo político, económico, social, científico y cultural, además de su creencia y etnia, aprovecha hasta la saciedad su experiencia viajando casi la mitad del globo terráqueo. Cualquiera diría que pretende cambiar el tradicional estilo de novelar las realidades. Sea así o no, Henríquez Gratereaux siembra una “pica en Flande” en el arte de novelar con su “Ubre de Novelastra”, enriqueciendo de paso una creciente bibliografía con los siguientes títulos: “La feria de las ideas”, “Un ciclón en una botella”, “Empollar huevos históricos”, “Disparatorio” y “Pecho y espalda”, en todos los cuales plantea múltiples tesis que son realizables. Sueña. Es verdad, pero con los ojos abiertos y la mente en vilo. “Ubres de Novelastra” es un libro descrito como extraño y en el que el autor ofrece, e un solo envase, narración, reflexión y emoción. La acción de sus personajes comprende el lapso de setenta y cinco años. Se extiende desde la Revolución Bolchevique, en 1917, hasta desembocar en la época de entronización de gobiernos militares de extrema derecha en Sudamérica. A lo largo de casi ocho décadas, los ciudadanos de grandes porciones del mundo han padecido conmociones políticas y sociales, de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda, en ambos casos igualmente demoledoras. Empero, el autor advierte por otra parte que los personajes que aparecen son absolutamente imaginarios. Pero yo agrego de mi cuenta que la ficción suena y huele a verdades inconmovibles, dando a “Ubres de Novelastra” un sabor que deleita y enseña.

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