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EN RELEVO

El llamado de Bidó

Parte del PLD observa con preocupación el comportamiento de algunos dirigentes, sobre todo en lo relativo a valores como la ética, la honestidad y la disciplina partidaria. Y en ese sentido se han pronunciado algunos aprovechando las actividades conmemorativas del natalicio de Juan Bosch. Particularmente llama la atención la advertencia de José Joaquín Bidó Medina, un hombre revestido de toda la calidad moral para llamarle la atención a cualquier peledeísta, y no sólo por formar parte de los fundadores fundamentales de ese partido, sino también por contar con dotes morales que le convierten en uno de los discípulos aventajados de Bosch. Bidó hace un llamado a la unidad, pero sobre todo a que el partido retorne a esa esencia que muchos entienden perdida en los últimos años. A la disciplina, a una dirigencia preparada, estudiada y dispuesta a deponer sus intereses personales ante los intereses del partido, y a una base obediente y colaboradora, que se mueva detrás de las ideas, y no de un carguito o de un chequecito. En fin, Bidó pide que se retorne al PLD que fundó Juan Bosch y al que ingresaron todos los miembros del Comité Político. Y la reflexión es interesante y hasta bonita, pero absolutamente utópica en la actual coyuntura social y política. Y es que luego de la derrota del año 2000 los peledeístas se dieron cuenta de que para ganar elecciones hacen falta partidos grandes con grandes estructuras electorales. Y se abocaron a convertirse en eso. Ganaron en el 2004, y a partir de esa victoria se dieron cuenta de que esas estructuras también son grandes en clientela, exigentes con “lo suyo” e insaciables con el presupuesto de la nación. Y aunque se trata de males sistémicos, producto de esta imperfecta democracia digna hija de su padre, también es hechura de esos mismos partidos, a quienes, cual Frankenstein, hoy amenazan con tragarse. Pero además, otra cosa es el comportamiento ético, la decencia, o la capacidad y la entrega desinteresada al servicio público. Esas cualidades y valores que debe poseer todo buen político, independientemente del contexto histórico en que se desenvuelva. Como don Juan, a quienes sus discípulos deberían utilizar menos e imitar más. Y ahí sí tiene mucha razón BidóÖes más, demasiada.

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