MUJER OH!
El círculo
Mi buena amiga Gabriela se queja por la falta de oportunidades que tiene para desarrollar carrera y conocimientos. Toca puertas, muchas puertas, pocas se abren. Luján se esfuerza, es buena, es resuelta, proactiva y todos lo saben, seguridad le sobra. Sin embargo, le falta una pizca de… cómo decirlo… le falta una pizca ¿De atrevimiento? No, no es la palabra y la verdad no encuentro la forma para decirlo “bonito”.Según ella, le falta ser aduladora para poder entrar con honores al “círculo” como ella le llama. En conversaciones recientes me ha dicho que se quiere ir del país, que aquí nunca podrá lograrlo. Yo, intentando buscar razones para que se retracte, le digo que siempre hay puertas que se abren, que tenemos que ser optimistas y seguir intentándolo. Y ella me responde que con dinero y buenas relaciones con el “círculo” es obvio que se abrirán “¿Talento? ¿Para qué, de qué sirve? No es suficiente para entrar al círculo”. Yo asiento y la verdad no me queda de otra. No me queda de otra que asentir porque es una realidad tan tangible, que sería muy inocente de mi parte negarlo o, en el mejor de los casos, “hacerme la loca”. Como Gabriela hay cientos de profesionales en nuestro país para quienes las oportunidades son contadas, y aunque siempre aparece quien confía, aplaude y da un voto de confianza al talento de los demás, lamentablemente estos no cuentan la mayoría. Gabriela desea desarrollarse a gran escala como productora y guionista de importantes proyectos, así que prefiere irse, probar mejor suerte y “hacerlo a lo grande” (sus palabras textuales). Se hace mucho más difícil abrirse paso y lograr el éxito en un medio artístico nacional que se resiste dar paso a nuevos talentos por miedo, ignorancia y quizás por falta de una plataforma que asegure un lugar para todos. El acceso al “círculo” es difícil, pero en contraste, se hace muy fácil cuando tienes las mejores relaciones o una buena cuenta bancaria que te permita –siempre y cuando estés enfocado- desarrollar proyectos personales. Si falta todo lo anterior bien puedes comenzar a hacer el papel de adulador a conveniencia, así las probabilidades de entrar al círculo aumentan. Aquí los buenos que no tienen oportunidad deciden irse antes que ver cómo sus aspiraciones se congelan en el tiempo, no porque falte talento, no porque faltan oportunidades, no porque falta disposición, sino porque faltan oportunidades o personas dispuestas a brindarlas. Y esto no sucede solamente aquí, la fuga de cerebros como mejor se resume toda la historia contada en las líneas anteriores. Profesionales sobre calificados que no encuentran oportunidades de desarrollo. Dichas oportunidades muchas veces simplemente no existen, otras veces la falta de chances es provocada por la negativa a abrir el círculo o por lo menos expandir un poco su radio. Gabriela me dice que es mucho pedir, que ella se va. Yo me quedo, talvez esperando por lo que nunca llegará. Si queremos convertirnos en una nación desarrollada debemos dejar de caminar en círculos, ya que solo nos quedaría dar vueltas y vueltas sobre lo mismo. De nada sirve reclamar cosas diferentes cuando el escenario para hacer que sucedan simplemente no existe. Aquí todo se mueve en círculos sin importar qué tan pequeños o qué tan grandes sean. Talvez todavía sea mucho pedir, pero hay muchos que, como Gabriela, no se quedarán a esperar porque suceda. Se irán lejos y se concentrarán en buscar y conquistar esas oportunidades en otros destinos. ¿Vale la pena dejarlos ir? Ojalá podamos encontrar la respuesta a esa pregunta antes de que tanto talento se desperdicie, ojalá encontremos la respuesta y no sea demasiado tarde.