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El humilde era todo un millonario
Los habitantes solían ver a Geoffrey Holt por el pueblo con sus ropas deshilachadas, en su tractor cortacésped, yendo a la tienda, sentado a la orilla del camino leyendo el periódico o viendo pasar el tráfico.
Geoffrey Holt era un hombre de apariencia modesta que trabajaba como cuidador de una comunidad de casas móviles en Hinsdale, Nueva Hampshire, donde vivía una vida simple pero curiosa.
Los habitantes solían ver a Holt por el pueblo con sus ropas deshilachadas, en su tractor cortacésped, yendo a la tienda, sentado a la orilla del camino leyendo el periódico o viendo pasar el tráfico.
Hacía trabajos varios para vecinos, pero rara vez salía del pueblo. A pesar de que le enseñaba a jóvenes a manejar, había abandonado el automóvil. Optaba por su bicicleta y al final, por el cortacésped. Su casa móvil casi no tenía muebles. No tenía televisión ni computadora. Las patas de la cama abrieron huecos en el piso.
“Parecía tener todo lo que quería, pero no quería mucho”, dijo Edwin “Smokey” Smith, el mejor amigo de Holt y antes su empleador.
Pero Holt murió este año con un enorme secreto: era un multimillonario. Y al morir, le dejó todo a su comunidad de 4.200 habitantes.
Su testamento incluía instrucciones breves: darle 3,8 millones de dólares al pueblo de Hinsdale para que se beneficie en las áreas de educación, salud, recreación y cultura.
Un obsequio tremendo
“No creo que nadie tuviera ni la menor idea de que él era tan exitoso”, dijo Steve Diorio, presidente de la junta comunal y que ocasionalmente saludaba a Holt desde su auto. “Sé que él no tenía muchos familiares, pero de todas formas, dejarlo todo al pueblo donde vivió... Es un obsequio tremendo”.
El dinero podrá comprar mucho en este pueblo a orillas del río Connecticut entre Vermont y Massachusetts, con abundantes oportunidades de excursión y pesca y pequeños negocios. Deriva su nombre de Ebenezer Hinsdale, un oficial en las Guerras Francesa e India que construyó un fuerte y un molino. Aparte de la casa de Hinsdale, construida en 1759, el pueblo tiene la oficina postal en funcionamiento más antigua de Estados Unidos, construida en 1816.
No ha habido hasta ahora una reunión oficial para discutir qué hacer con el dinero, desde que las autoridades locales fueron notificadas del testamento en septiembre. Algunos habitantes han propuesto reparar el reloj comunitario, mejorar algunos edificios, o quizás comprar una nueva máquina de conteo de votos en honor a Holt, quien siempre se aseguraba de sufragar. Otra posibilidad es crear un curso de manejo online.
Las organizaciones podrían solicitar subsidios mediante un fondo establecido por la New Hampshire Charitable Foundation, sacando de los intereses que ascenderían aproximadamente a 150.000 dólares anuales.