Entre el ministerio y las creencias
La Agüita de Liborio: Un santuario popular
Es un espacio a su memoria que suele ser muy visitado tanto por dominicanos como extranjeros
Olivorio Mateo Ledesma, también conocido como Papá Liborio, fue un revolucionario dominicano nacido en 1876 en San Juan de la Maguana. Falleció en 1922 y fue el líder de una comunidad de campesinos, que se formó a principios del siglo XX en la región fronteriza entre República Dominicana y Haití, en un contexto de pobreza, injusticia y desigualdad.
Según testimonios, Papá Liborio se levantó contra la opresión y los abusos a los campesinos dominicanos. Luchó por sus derechos y su dignidad. Se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza para la gente de San Juan y otras regiones del Sur, que le ofrecieron su apoyo y respeto.
Sin embargo, la historia de este enigmático hombre también está envuelta en controversia. Algunos lo consideran un mesías o líder espiritual debido a las creencias religiosas que promovía en su comunidad.
Hay una leyenda muy difundida que cuenta cómo Olivorio desapareció por varios días durante un inesperado huracán ocurrido en el Valle de San Juan en 1908. Supuestamente, nadie supo nada de él, hasta que a los siete días apareció meditando, sentado en las tierras de su padre.
A partir de ahí, comenzó su tríada de responsabilidades como curandero, profeta y guerrillero. Este aseguraba que experimentó una revelación divina durante su período de extravío, por lo que se autodenominó “enviado de Dios”. Asimismo, muchos afirman que tenía el poder de sanar a los enfermos, alentaba a las personas a vivir en armonía, promovía la adoración a la Santísima Trinidad y realizaba profecías.
24 DE JUNIO
En la actualidad, Papá Liborio es más recordado como un referente religioso para San Juan, el cual ha trascendido más allá de las personas que viven en esta provincia. Como resultado, cuenta con un santuario erigido a su figura, que suele ser muy visitado tanto por dominicanos como extranjeros. De acuerdo con estimaciones de quienes trabajan en el lugar, alrededor de ciento cincuenta visitantes se dan cita a diario.
No obstante, por estos días es más común la concurrencia de sus devotos, pues el 24 de junio es la fecha en que más personas visitan el sitio por el nacimiento de San Juan Bautista. Para tener una referencia más clara, en un día normal el santuario se abre a las 7 de la mañana, pero en esta “ocasión especial” desde las 5 se espera la llegada de tal cantidad de creyentes que muchas veces “ni se pueden contar”.
Ahora bien, ¿qué se puede hacer en este espacio “santo”?
RECORRIDO POR EL SANTUARIO
Antes que todo, es importante resaltar que la fé es lo que motiva a las personas a visitar la Agüita de Liborio. “Esto es por palabra y la gente tiene que venir con fé, porque el que no viene con fé ni confianza en lo que viene a buscar, mejor no debe ni bañarse”, aseguró Verenice Mora, quien tiene más de cincuenta y tres años visitándolo.
En ese sentido, casi siempre las personas van con un propósito o deseo en específico, con el fin de que sea concedido en el “ritual”. Por ende, la Agüita es el mayor atractivo, pero no es lo único que hay.
Al ingresar al sitio, lo primero que llama la atención es su aspecto tan natural y los sonidos que se escuchan, entre los que resaltan el cantar de los pájaros, el fluir del agua y el toque ocasional de una campana. Se debe bajar una pequeña colina con destino a un altar custodiado por un guía, dispuesto a responder todas las preguntas y dudas de los visitantes.
En esta ocasión, el guía que estuvo presente fue Andrés Medina, quien tiene 77 años y más de 50 de estos se los ha dedicado a su trabajo. La relación de Andrés con Olivorio se creó mediante sus abuelos, ya que estos tuvieron la oportunidad de conocerlo y pasarle ese conocimiento a su mamá. “La abuela mía era comadre de Liborio y esta le decía a mi progenitora cuál era la forma él. Ella fue la que me dio a conocer sobre este”, afirmó.
Por lo tanto, tuvo fuentes directas que le brindaron información sobre cómo era Olivorio y su obrar con la comunidad. Lo describió también como un hombre que fue “enviado por Dios”, debido a que “le sirvió al mundo entero, sin interés alguno”.
“Usted podía tener un doliente para morirse con el espíritu adentro y él venía, le hacía su ceremonia y, a poquito rato, se sanaba el hombre”, contó Medina. De igual manera, aseguró que esta fue la razón principal de por qué tenía tantos seguidores.
Sobre su muerte, opinó que fue asesinado porque “tenían temor de que, si lo dejaban quieto, la gente siguiera andando detrás de él, ya que su popularidad iba creciendo entre las personas de la comunidad, por lo que pensaron que él les podía hacer daño”.
El altar de Liborio es parecido a una pequeña cueva, debido a que está rodeado de paredes rocosas. En el centro del mismo hay una figura mediana que representa a este hombre, fotos de personajes religiosos, así como las diferentes ofrendas que le dejan los creyentes, que van desde comida hasta dinero, y las velas que le encienden.
Uno de los aspectos más curiosos de esta parte son las denominadas “manos poderosas”. Estas son dos manos que se visualizan en las rocas, tanto la izquierda como la derecha. Andrés las describió como “la mano de la fuerza y la mano de la evolución”. Las personas tienen la creencia de que esas marcas fueron hechas por el mismo Liborio.
Desde este altar es que se produce el sonido de la campana cada cierto tiempo, la cual es tocada tanto por el guía en turno como por las personas que lo visitan cuando piden algún deseo. Su sonido es conocido como “timbre de alegría”.
Si se sigue caminando, en el lado izquierdo se puede observar un espacio abierto al que tienen acceso los visitantes, que está cubierto por un techo y en la pared del fondo se visualiza una pintura grande de Olivorio. En este sitio, con frecuencia, se realizan fiestas de palo y otras actividades religiosas en fechas específicas.
Luego de este breve recorrido, se puede pasar directamente a la Agüita de Liborio, en el caso de que no haya una fila de personas esperando. Este lugar en específico está a puertas cerradas, con el fin de garantizar una mayor privacidad durante el ritual. Con relación a esta, Andrés explicó que “agua hay por todos lados y por donde quiera, pero fuente de agua con respaldo de misterio no abunda por todos lados”.
Cuando se entra a la Agüita, se puede ver cómo el líquido nace desde las rocas y cae a una pequeña piscina. El uso de la misma varía de acuerdo con el interés de cada quien, ya que puede usarse como baño refrescante o bebida, puesto que, cada vez que entra una persona, la cambian. “Para bañarse, hay que quitarse la ropa y, para ponerse jabón, hay que hacerlo afuera”, dijo Verenice.
De igual forma, afirmó que los días de la semana más concurridos son martes y viernes porque “son más misteriosos”, según la creencia popular.
La Agüita de Liborio es un sitio muchas veces tachado de improperios por la sociedad, a lo que Andrés comentó que, “aunque lo cataloguen de brujería, esto no es así. Es una cosa sana para cualquiera que venga aquí”.
A través de esto, se puede percibir que Olivorio Mateo fue muy querido en su comunidad, y hoy evoca buenos recuerdos y pensamientos en la mente de la gente sureña. Recuerdos que, en la mayoría de los casos, son transmitidos de generación en generación, lo que ha permitido que se convierta en tradición popular.
Tan solo con los comentarios de los sanjuaneros se puede deducir que Papá Liborio dejó una huella significativa en la historia de San Juan y hasta del país, siendo recordado como un líder valiente y comprometido con la lucha por los derechos de los campesinos y la justicia social, pero también como un hombre dispuesto a usar sus “dones espirituales” para ayudar a los demás, sin esperar algo a cambio.