EN PRIMER PLANO

Tulí, decimero de profesión

Antes que leer y escribir, Antonio Rodríguez aprendió a decir décimas. Fue el legado másprecioso que le dejó una familia de agricultores que acompañaba las siembras y recoleccionescon cantos y sones que hacían más llevadero el trabajo en el campo

Tulí, el decimero de Ranchito, recita una décima para Listín Diario

Tulí, el decimero de Ranchito, recita una décima para Listín DiarioYANIRIS LÓPEZ

Yaniris Lópezyaniris.lopez@listindiario.com
Santo Domingo

Ver a los viejos “contar las palomas” en medio de un campo de maní y a las mujeres responder desde el bohío, en esas estampas de mediados del siglo XX que hoy parecen tan lejanas, es un recuerdo de un valor incalculable para Antonio Rodríguez, heredero directo de estas tradiciones campesinas dominicanas. 

¿Que apenas sabe escribir su nombre? Poco importa cuando se tiene una memoria prodigiosa, una mente ágil y un talento natural para convertir en poesía las palabras de siempre, cotidianas, comunes, esas que pasan desapercibidas. 

La gente lo llama con cariño Tulí y una cosa dicen sus vecinos con seguridad: nadie se aburre si lo tiene al lado. 

Vive con su mujer y parte de sus hijos en una casita de madera en el corazón de Ranchito, una comunidad de Villa Tapia, en la provincia Hermanas Mirabal, rodeado de flores y cuidado por su mujer, Mercedes Pichardo, a quien enamoró pues, qué creen, con ellas, con las décimas. 

“Es que dondequiera que pasaba tiraba un piropo”, recuerda hoy Tulí, de 52 años. 

Para subsistir se dedica a la agricultura, y para olvidar que la precariedad y la estrechez casi siempre suelen arruinar y malograr la existencia del trabajador, cultiva el arte de decir décimas desde antes de cumplir los seis años. 

“Ese talento sale de lejos. En la zona donde nacimos, en Las Aromas, mientras la gente trabajaba artesanía y sembraba maní se improvisaban décimas”. 

Del campo las décimas pasaron a las escuelas, a los clubes, a los rezos, a los cumpleaños, a la iglesia, a las fiestas patronales y a las actividades sociales de toda Salcedo, como se llamaba la provincia hasta el pasado 20 de noviembre. 

Pronto, decir décimas se convirtió en una “profesión”, porque, como dice Tulí, para improvisar hay que estar preparado. No es algo que salga así porque sí. 

“Eso no es enseñado. Yo la miro a usted y de una vez la describo. Eso es lo que uno vivía de niño y también se vive ahora”. 

Hay décimas para cada ocasión y de todos los tamaños. 

Legendarias son, asegura Tulí, las que dedican a las hermanas Mirabal y las rondas de velas que se daban cuando moría un niño. 

Tulí sonríe, siempre sonríe...

Tulí sonríe, siempre sonríe...YANIRIS LÓPEZ

“Se juntaban decimeros de aquí con los de otro sitio y se fajaban a decirse cosas y así amanecíamos, diciendo décimas”. 

Tulí habla de la actualidad con propiedad, de adelantos, de internet. Tenía que mantenerse al día porque trabajó la política con el productor agropecuario Juliancito Abud y le escribió algunas décimas para que las convirtiera en reggeatón. 

“Fíjese que hasta de las décimas sale un reggeatón”, sonríe, siempre sonríe y le parece poco estar siempre sonriendo. 

“Todavía no estoy contento, porque me está viendo en trabajo hoy, pero si usted estuviera ahí, en medio de las décimas ¡ay, papá!” 

EN LA SANGRE 

Tulí dice que no hay un método para decir décimas. “Se dicen en cualquier sitio. Las que improviso las voy sacando hasta mirando al personaje. Enseñé a mis hijos a decirlas. Están en el Distrito, en internet, en el mundo”. 

De seis hijos, la única mujer fue la que mejor heredó su habilidad. 

Una de las décimas que dicen juntos reza: 

Tú dices que sabes mucho 

dizque que priva’ en saber 

yo quiero que tú me digas 

los pelos que tiene un buey 

Y su hija responde: 

Los pelos que tiene un buey 

nadie los puede contar 

yo quiero que tú me digas 

si en el cielo hay platanal 

Y él: 

Si en el cielo hay platanal 

paguemos nuestras encuestas 

yo quiero que tú me digas 

quién fue que subió la cepa 

Y ella: 

Pues si tú quieres saber 

quién fue que subió la cepa 

pues la cepa allí la subió 

la madre naturaleza 

El decimero no recuerda la cantidad de décimas que ha dicho, pero con tantos años de producción bien pudiera imprimirse un libro. Duda un poco, pero la idea no deja de ser llamativa. 

“Si saco todas las que tengo por ahí y las que voy produciendo cuando viene a ver sale un libro. Pero no, porque para eso hay que sacar tiempo”. 

MUY PERSONAL 

Cómo se hace un decimero 

Pese a que no hay reglas para decir décimas, Tulí considera que quien quiera dedicarse a ésto “tiene que seguir los pasos de las tradiciones porque las cosas del futuro nadie las puede pronosticar, lo de atrás uno sí lo vio, es lo que siempre digo, la tradición, la cultura. Ahora la gente se va con drogas, con ron y es lo que está en el tapete en la juventud y eso no me lo enseñaron a mí”. 

Él, personalmente, admira mucho a los decimeros de Santiago Rodríguez.