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Manatíes sobreviven en Estero Hondo

A pesar que el manatí es una especie en peligro de extinción, se tiene muy poca información sobre su situación actual en nuestra isla. La bióloga marina Haydée Domínguez realiza una investigación al respecto en un Santuario de Puero Plata

Virginia Rodríguez G.Santo Domingo

SANTO DOMINGO.- En abril de 2007 el Acuario Nacional anunciaba la muerte de su único manatí en exhibición, Tamaury, que había sido rescatado 12 años atrás con apenas dos semanas de nacido. En ese mismo mes, la bióloga marina Haydée Domínguez, del Centro de Investigaciones de Biología Marina (CIBIMA) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), iniciaba sus viajes al Caño de Estero Hondo, Puerto Plata, donde realiza una de las pocas investigaciones científicas que se hacen actualmente en el país sobre la situación de estos animales, considerados en peligro de extinción. El Caño de Estero Hondo, una laguna de unos 10 kilómetros de largo y 2 de ancho, constituye, junto al Santuario de los Bancos de La Plata y La Navidad, uno de los únicos Santuarios de Mamíferos Marinos de las costas dominicanas. Para emprender este proyecto, Domínguez, que realizó su maestría en Bélgica, pasó tres meses entrenándose en Belice. Allí aprendió el método de investigación que está utilizando. “Es una técnica no invasiva. No los capturamos ni los tocamos”, explica. Junto a sus colaboradores, el biólogo marino Diego Valentín Rivas, los estudiantes Amelia Mateo y Omar Reynoso de la UASD y los guardaparques del Santuario, ha avistado hasta ahora unos diez manatíes en el Caño. La cifra resulta bastante alentadora tomando en cuenta que en 2000 la cantidad de manatíes en todo el país se estimaba en 30 a 45 ejemplares, avistados a todo alrededor de la isla, según datos de entrevistas recopilados por el Acuario Nacional. Más de 20 años antes, en 1977, la cantidad de manatíes contados durante censos aéreos era de 119. La captura ilegal para comer su carne ha sido la principal causa de la reducción tan drástica de la población de manatíes, única especie mamífera acuática completamente herbívora. La concienciación de las poblaciones costeras y la vigilancia hlogrado disminuir la caza, pero todavía en 2000 se estimó que entre tres y cinco ejemplares morían cada año por muerte natural o por causa humana. Ahora Domínguez advierte sobre un nuevo peligro, quizás mayor: la destrucción de su hábitat. “El desarrollo costero elimina muchas áreas de manglares y de praderas marinas que sirven de alimento a los manatíes”, dice. Muchos proyectos turísticos y marinas han realizado dragados y secados lagunas en áreas donde vivían manatíes. RESULTADOS PRELIMINARES. El proyecto de Domínguez, “Estudio Preliminar del Manatí Antillano en el Santuario de Mamíferos Marinos de Estero Hondo”, es financiado por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnoogía (SEESCYT) y por la Fundación Brugal. Aunque finalizará en junio de 2008, Domínguez presentará sus resultados preliminares en septiembre próximo, durante la Jornada Científica de la UASD. Allí expondrá, entre otras cosas, el principal problema encontrado en el Santuario: el uso de redes para pescar, conocidas como chinchorros, en las que pueden quedar atrapados los manatíes. A pesar de estar catalogado como Santuario, el Caño de Estero Hondo no cuenta con la suficiente vigilancia, explica Domínguez y señala que a pesar de que los guardaparques hacen una gran labor el Estado no les ofrece los recursos necesarios para recorrer las costas. Además, la Ley Sectorial de Áreas Protegidas de 2004 que establece los límites del Santuario contiene errores, lo que dificulta su adecuada delimitación. “Están mal las coordenadas, están mal las distancias. Hay puntos que quedan fuera incluso del territorio dominicano. Hay muchos problemas en todas las áreas protegidas por esa ley”, apunta Domínguez. CENSOS AÉREOS- “Probablemente hay muchísimos más manatíes de lo que se piensa”, afirma Domínguez, que se declara esperanzada sobre el futuro de la especie en el país. Señala, sin embargo, que es preciso hacer nuevos censos aéreos para determinar el tamaño de la población actual en la isla. “En los censos aéreos se recorre la costa entera a una determinada altura. Se trata de ir al paso y desde que se ven manatíes hay que circular el área para ver si hay más”, explica Domínguez. Luego del censo de 1977, no se ha completado ningún otro. En 1995, los biólogos Amaury Villalba y Tamy Domínguez murieron en un accidente aéreo antes de terminar el censo aéreo de manatíes que realizaban junto a José Ottenwalder durante el proyecto PROMANATI-PAD. Fue en su honor que se le dio el nombre de Tamaury al antiguo manatí del Acuario Nacional. Tamaury, fallecido hace cuatro meses, contribuyó a crear conciencia sobre la fragilidad de esta especie y a despertar el cariño por los manatíes en la población dominicana. LEYESTratados internacionales PROTECCIONES LEGALES La Convención sobre el Tráfico Internacional de Especies en Peligro (CITES), de la cual República Dominicana es signataria, restringe el tráfico de manatíes. Localmente existen diversas disposiciones legales que prohíben la caza de los manatíes, como la Ley 5974 de 1962 y el decreto 289 de 1987. A pesar de estas protecciones legales, el manatí antillano sigue siendo la especie en mayor peligro de extinción de todos los mamíferos marinos del Caribe.

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