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Evita Harryson: a pasos firmes hacia la grandeza en el violín

Talento

  • "Sueño con poder inspirar a otros jóvenes a no tener miedo de apostar a lo grande, de creer en ellos mismos y de alcanzar todas las metas que se propongan".
Evita Harryson

Evita HarrysonSilverio Vidal/LD

Evita Harryson es una joven prodigio del violín. Pausada, serena, enfocada, ha trazado un camino con pasión y dedicación que la ha llevado desde la curiosidad infantil hasta ser aceptada en una de las instituciones musicales más prestigiosas del mundo: Cleveland Institute of Music.

De origen europeo, Evita reside en República Dominicana desde niña, y ha convertido su amor por el violín en su propósito de vida.

Su historia con la música comenzó cuando tenía apenas tres años. Fue una experiencia tan inesperada como reveladora. Un día, mientras estaba con el hijo de un amigo de su madre, presenció cómo el joven violinista abría su estuche y, en ese instante, algo dentro de ella despertó. “Fue una fascinación súbita, un deseo inexplicable de explorar ese instrumento tan delicado y poderoso a la vez”, recuerda con la pureza de sus emociones de niña. “Desde ese momento supe que quería ser violinista”, afirma con la certeza de alguien que ha encontrado su vocación.

A los seis años inició formalmente sus estudios de violín en la academia musical Crescendo. Su disciplina y talento no tardaron en llamar la atención. “Cuando me contactaron desde la Fundación Sinfonía para ofrecerme una beca para el programa Oacademy, no podía creerlo”, cuenta Evita con gratitud.

El programa Oacademy le brindó la oportunidad de recibir clases de solistas y maestros de renombre, lo que significó un salto cualitativo en su formación. Además, gracias a esta beca, fue seleccionada como Fellow en el Paax Festival GNP en Cancún, dirigido por Alondra de la Parra.

Con tan solo 21 años, Evita Harryson se prepara para un nuevo desafío en el Cleveland Institute of Music.

Evita Harryson se prepara para un nuevo desafío en el Cleveland Institute of Music.Silverio Vidal/LD

“Han sido oportunidades únicas, posibles gracias a la Fundación Sinfonía, y estaré siempre agradecida”, afirma.

Ahora, con tan solo 21 años, Evita Harryson se prepara para un nuevo desafío en el Cleveland Institute of Music, donde estudiará bajo la tutela de dos maestros de renombre mundial, Ilya Kaler y Olga Dubossarskaya Kaler. Sus expectativas son altas, pero su determinación es aún mayor. “Voy tras el sueño de convertirme en una gran violinista, y sé que con esfuerzo y dedicación lo lograré”, declara con la firmeza de quien ya ha recorrido un importante camino, pero que aún tiene mucho por conquistar.

“Voy tras el sueño de convertirme en una gran violinista, y sé que con esfuerzo y dedicación lo lograré”, declara con firmeza Evita Harryson.

“Voy tras el sueño de convertirme en una gran violinista, y sé que con esfuerzo y dedicación lo lograré”, declara con firmeza Evita Harryson.Silverio Vidal/LD

Apoyo familiar

“Mi madre Jodie ha puesto todo su esfuerzo y amor para mi educación. Me enseñó a soñar en grande, a creer en mí, pero, lo más importante, a trabajar para hacer mis sueños realidad. Cuando me fallaban las fuerzas ella siempre estaba ahí para levantarme...”, reflexiona. Este vínculo ha sido esencial para mantener a Evita enfocada y motivada en su camino hacia la excelencia musical, un recorrido que inicia cargada de fe. 

Un sueño por cumplir

Uno de sus anhelos es tocar como solista bajo la batuta del maestro Gustavo Dudamel. “Ha sido mi sueño desde siempre”, confiesa, recordando cómo, de pequeña, enviaba dibujos y mensajes de admiración a Dudamel a través de un amigo en común. “Dudamel es un símbolo de perfección, cada movimiento que realiza con su batuta es magia”, expresa Evita con un respeto que delata el impacto positivo que el maestro ha tenido en su vida.

La música tiene poder

Evita no solo sueña con perfeccionar su técnica y estilo, sino con algo más trascendental: compartir la magia de la música en los escenarios del mundo. Para ella, el violín es más que un instrumento, una vía para conectar con emociones profundas y para sanar a través de cada melodía.

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