Conexiones que se transforman en relaciones auténticas

Crónica Ligera

Ana Mercy Otáñez

Ana Mercy OtáñezRaúl Asencio

En la vorágine de la vida moderna, es fácil perder de vista a las personas que realmente nos importan y a aquellas que verdaderamente les importamos. Me refiero a quienes conforman parte de nuestro círculo íntimo y cuyo apoyo es incondicional. Te pregunto: ¿Tienes claro quiénes son los tuyos? Reflexionemos sobre las cualidades esenciales de las relaciones que tenemos, aquellas que valoran nuestras alegrías y están presentes en nuestros momentos de dolor.

Nuestros verdaderos amigos y seres queridos son aquellos que respetan nuestros límites, entienden y aceptan nuestras necesidades, y valoran nuestro bienestar y espacio personal. Son quienes reconocen nuestro valor, no solo por lo que hacemos por ellos, sino por quienes somos. No buscan cambiarnos ni presionarnos para que actuemos en contra de nuestros principios o de nuestra voluntad.

La lealtad es una característica distintiva de "tus personas favoritas". Son aquellos que, aunque tengan desacuerdos contigo, los abordan con honestidad y transparencia. Mientras, a tus espaldas, te defienden y protegen. No permiten que otros te critiquen injustamente cuando no estás presente para defenderte.

La auténtica amistad se prueba en los períodos de dificultad. "Los tuyos" no se alejan cuando enfrentas contrariedades; al contrario, se acercan más. Están a nuestro lado cuando caemos, ofreciéndonos una mano para levantarnos. Su apoyo es incondicional y constante, demostrándonos que no están allí sólo para las celebraciones y las fiestas, sino también para ayudarnos a superar las adversidades.

Comprender completamente a otra persona puede ser un desafío, pero "los míos" lo intentan. Incluso en situaciones en las que no entienden mis acciones o decisiones, se esfuerzan por hacerlo porque me quieren. Aunque no siempre logren comprender, su intención es lo que realmente vale.

Identificar quiénes son "mi gente" no siempre es sencillo, pero es trascendental para nuestro bienestar emocional y mental. Esas personas forman la base de nuestro apoyo social y nos ayudan a navegar en los altibajos de la vida.

La base de cualquier relación sólida es la comunicación. Por lo tanto, debemos hablar abiertamente con nuestros amigos y seres queridos sobre nuestros sentimientos y necesidades. Las acciones hablan más fuerte que las palabras; observa cómo te tratan en diferentes situaciones y momentos para asegurarte de mantener un equilibrio en el dar y recibir, tanto emocionalmente como en términos de apoyo. No olvides que la confianza es fundamental, así que rodéate de personas en las que puedas confiar y que demuestren lealtad hacia ti. Las relaciones auténticas que se convierten en conexiones que transforman se construyen sobre la base de un cimiento sólido, bilateral y equitativo, elementos esenciales para cultivar vínculos duraderos y significativos.

¡Con Dios!

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