Crónica Ligera
¡08 de marzo!
Las mujeres estamos hechas de amor, valor, coraje y fortaleza. Fuimos concebidas bajo inspiración y nobleza, Dios advirtió los retos a los que nos enfrentaríamos y es desde la creación del mundo que nos asigna roles que nos traen todo tipo de batallas y desafíos. La valentía también nos caracteriza, siempre es nuestra aliada.
Nunca he conciliado con el concepto “sexo débil” respecto a nosotras, es totalmente contrario. Vivimos ocultando emociones, solucionando contiendas y poniendo el orden aunque estemos rotas en pedazos, gracias a la fortaleza de nuestro sexo.
Sin embargo, el machismo, la falsedad e hipocresía imperante en las sociedades justifican su ignorancia al no reconocer nuestras acciones ni nuestros aportes en las dificultades que solucionamos en la cotidianidad.
Es en el desarrollo de nuestras funciones donde nos reprimimos para resaltar a otros, nos vestimos de payasas, cuando más partidas tenemos el alma, aunque también, a veces, nos brotan los sentimientos, nos ponemos histéricas, nos traicionan los nervios y aflora el llanto, porque nos exigimos más allá de nuestras capacidades, porque pese a todo también somos frágiles, siempre estamos listas y dispuestas para esos momentos que reclaman un hombro un apoyo y palabras que calmen el corazón.
Aquí sale a flote ese la bondad que nos caracteriza que nos permite desdoblarnos, actuar y continuar.
Nuestros roles
Con gallardía, las mujeres, exhibimos nuestras mejores galas, al ser madres, al obtener un triunfo laboral, social o personal, siempre ostentando nuestros atributos de protectora, soñadores, decididos, emprendedores, trabajadoras, luchadoras y rebeldes, con posiciones y acciones firmes. Llevamos todo tipo de trajes sin dejar de lado nuestros encantos, esos que nos hacen atractivas y sexis...
Todo lo que tenemos que enfrentar las mujeres para alcanzar nuestros objetivos es lo que nos hace grande, nos lleva a lograr importantes metas y nos hace más fuertes. Es por esto que en lugar de felicitaciones por el “Día de la Mujer” se impone el reconocimiento y la valoración de todo lo que somos capaces.
Hace tiempo que nos quitamos el traje de víctima y estamos de frente ante quienes nos pisan, nos oprimen y nos insultan por nuestra condición, posición o creencias. Todo eso lo hemos combatido creciendo en el emprendimiento y el conocimiento. Hemos caminado hacia la independización y posicionamiento que nos corresponde, en los espacios laborales y profesionales. Ese es el camino que llevamos las mujeres, ya no es cuestión de edad o generación, sino de ganar espacios a base de capacidad humana e intelectual, agregado a actitud y amplia visión obtenida para sortear trabas y protagonizar en los distintos espacios. Las mujeres no nacemos fuertes, nos hacemos en el camino, cuando seguimos a pesar de las tormentas...
¡Con Dios!