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Cuando la sed de poder obnubila: fe y política

En la crónica social, aunque muchos la vean “ligera y rosa” se entretejen muchas historias dignas de ser contadas. Esta área del periodismo nos coloca frente a personajes admirados, respetados por muchos; que desbordan curiosidad por sus estilos de vida, dinero, fama o poder.

Rememoro un personaje que acaparaba la atención en la década de los 80 y 90 a nivel político, era Daniel Ortega. Lo conocí en el transcurso de una recepción celebrada en el Palacio Nacional. Su presencia fue notoria. Llegó sin mucho “aparataje” acompañado de su esposa Rosario Murillo. Luca simpático y conversador, como son los nicaragüenses.

El poder mal llevado

Fue atento con las cronistas sociales, yo tenía la encomienda de hacerle algunas preguntas, cuyas respuestas esperaban en la redacción del periódico.

Habían reservado un espacio en la primera página. Me contestó dos preguntas puntuales; aparte de las fotografías que nos tomaron y que aún conservo. Parte de los invitados hicieron lo propio, fotografiándose con uno de los líderes centroamericanos más conocidos, especialmente por los jóvenes que valoraban su posición tan vertical ante los gobiernos derechistas de su país y su “férrea lucha por los desposeídos”.

Hoy ese hombre dista mucho de la imagen que exhibía, se ha convertido en un déspota.

Monseñor Rolando Álvarez

Daniel Ortega está escribiendo un capítulo doloroso y sorprendente en su país. Primero expulsó a las monjas de la congregación Misioneras de la Caridad, orden que fundó santa Teresa de Calcuta.

La semana pasada los católicos de todo el mundo quedaron sobrecogidos con la condena impuesta al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, a 26 años de prisión y se le retiró la nacionalidad nicaragüense por negarse a ser desterrado junto a presos políticos.

Aquí cabe la reflexión “No es cómo comienza en la vida sino cómo termina”. Daniel Ortega Saavedra se ha convertido para muchos en un dictador. Como católica me hago la misma pregunta: ¿hasta cuándo se mantendrá el silencio en torno a las acciones del presidente nicaragüense en contra de la Iglesia católica?

Con Cristo siempre

Es increíble la cantidad de seguidores de Cristo que en pleno siglo 21 están siendo objeto de persecución o asesinados por sus ideas y misión.

Nicaragua no es la excepción, es muy lamentable. Oremos mucho por monseñor Álvarez y ojalá tenga presente en esta dolorosa experiencia como hombre de fe lo que dijo el mártir Manolo Llanos: “Cristo y yo mayoría aplastante”.

Finalmente, el papa Francisco asegura que “la fe no llega por correo, hay que volver a las raíces”.

¡Dios con nosotros!

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