De Cerca
¿Por qué la traición es más rentable?
Pareciera que la humanidad ya está aburrida de las historias de princesas con finales felices. “Amarse para toda la vida” se ha convertido en un concepto obsoleto. Aunque, para estar claros, si empezamos por la premisa básica de los llamados motivadores: “se puede ser feliz siempre, ante cualquier circunstancia”, ¡Lo siento, todos sabemos que es una utopía!
Vivir se ha vuelto una agonía donde te ves casi obligado a plasmar tus pasos en las redes sociales, para ‘dejarse sentir’. Las telenovelas ya no traen una protagonista sufrida que se casa con el más buenmozo de la producción o que descubre que sus verdaderos padres son millonarios. Ahora, las narco-novelas han derrotado a la ficción romántica, y las escenas plantean el negocio de las drogas como algo fácil y seductor, y la compra del poder, del amor, el sexo y la vanidad, como una gran ventaja.
¿Dónde fue el amor?
Una gran parte de la generación actual de jóvenes no conoce el significado de los versos de la canción Conuco, de Juan Luis Guerra. Rica en lírica y música: “Dime si me va a querer, soy hombre de poco habla’, Consuelo. No tengo na’ que ofrecer, un conuco, un gallo y un lucero…”.
No, ¿y para qué? No les interesa. Con tanta liberación expresada en las letras de cualquier canción, no se necesita utilizar la excusa de bailar pega’o, para rozar tu cuerpo con el de una persona que te guste.
Hoy día venden más las canciones que hablan de desamor, de traiciones, que dejan al descubierto los conflictos, las carencias emocionales, la poca empatía... como las de Shakira, Miley Cirus o Tylor Swift, que despiertan la atención, generan debates interminables en redes sociales y millones de descargas que se traducen en beneficios económicos para las artistas.
Aunque reconozco que este tema no es reciente. Convertir las letras de una canción en una herramienta de catarsis es un clásico. Algunos recordarán ‘I Will Always Love You’, de Whitney Houston. Un himno para las rupturas que se popularizó en 1992 con la película El Guardaespaldas.
El mundo cambió
Nada es tan complejo como el amor, y tengo la impresión de que hemos llegado a una etapa en que los conflictos de pareja ya no se relacionan con la melancolía.
Ahora, el final es el mayor motivador al empoderamiento, llegando incluso a ridiculizar el amor romántico.
Pero, en honor a la verdad, y tras cerrar la puerta, somos seres emocionales y por encima de todo lo que se quiera aparentar, disfrutamos amar y sentirnos amados. Por los siglos de los siglos, las canciones que cuentan historias tristes (y reales) sobre el desamor y nos motivan a reconstruir nuestra vida tras una situación difícil, siempre serán perfectas para acompañar una copa de vino, no importa el ritmo. Quizá por esto la traición es más rentable.
Espero que no sea su caso, porque, por cierto, mañana es 14 de febrero y se conmemora el Día del Amor.
¡Hasta el lunes!