Crónica Ligera

2023:¡El gozo de lo inesperado!

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Estamos justo en los primeros días de enero, con él nace un nuevo año y llegan los sueños, los proyectos y las aspiraciones. Dejamos atrás todo lo vivido, las presiones laborales, las de nuestro entorno más íntimo, las del mundo y todo lo que envuelve nuestro diario vivir.

Hay quienes nacen de nuevo, otros entran en autoanálisis. Buscan pasar balance, ver cómo fue su año, que salió bien, qué deben mejorar y hacia dónde deben enfocarse, es lo correcto si como fórmula te ha funcionado.

Por mucho tiempo he estado dentro de ese grupo de personas que se organiza, estructura y define sus planes, acciones, propósitos y promesas… y ha sido bueno, he alcanzado buenas e importantes metas.

En el año 2022, una situación inesperada me marcó y me enseñó que “una propone y Dios dispone”, desde entonces trato de ser más realista, porque hay muchos de estos planes que nunca se van a cumplir. A veces lo que creemos que queremos, no es lo que necesitamos.

Este año será la excepción, será diferente. Trabajaré desde el contexto de mi existencia, desde donde estoy, aceptando como es ahora mi presente, con sus luces y sus sombras… desde donde estoy, no donde quería estar.

Ahí está la diferencia, de ahí nacen nuevas ideas que me invita a la reflexión, a definir mi ruta y enumerar mis acciones, abriéndose a nuevas oportunidades y reconociendo que es el momento ideal para hacer los cambios que me conducirán a la grandeza de mi alma y a la satisfacción de mi corazón.

Lo que quiero…

Este año quiero vivir bajo el gozo de lo inesperado, sin un patrón que me empuje hacia lo común, lo previsto o lo que quieren otros. Mí positivismo trabajará al más alto nivel.

Yo estaré primero en mi lista, seré más ambiciosa, mis objetivos serán más desafiantes, porque estoy dispuesta a vivir y disfrutar el júbilo de lo fortuito, de lo que Dios tiene para mí…

Seré obediente ante las decisiones del Señor. No forzaré nada ni a nadie a que me siga o me crea.

El 2022 me trajo muchas cosas que no estaban en mi agenda… me cambió la risa por lágrimas; la alegría por dolor; la compañía por soledad; la algarabía por silencio; mi corazón vivía en suspenso y mi mente dio cabida a pensamientos extraños… dentro del caos que llegó a mí de sorpresa nacieron nuevas fortalezas, di vida a mis virtudes y saqué mi mejor versión.

Soy la única responsable de mí vida, de mis acciones y mis decisiones. ¡Este año mi urgencia es vivir! ¡Bienvenido 2023!

¡Con Dios!

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