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¡Doña Altagracia necesita sus análisis!

Sin mucho que pensar, decenas de veces uno disfruta que llueva fuerte cuando ya no tiene que salir de su casa. Resguardado, en familia y con alimentos para compartir. Confieso que más de una vez lo he hecho.

Las torrenciales lluvias que recientemente castigaron a la ciudad de Santo Domingo, dejaron claro que es casi un 'pecado' pedir que llueva en un país donde, al parecer, no hay ningún manual de crisis relacionado con el tema.

Nada predecible, es cierto. La naturaleza es compleja. Pero cuántas debilidades han quedado al descubierto.

Las redes sociales cumplieron su rol. Las personas comenzaron rápidamente a compartir cada escena, y el escenario comenzó a llenarse de terror.

Tristes historias han dejado las lluvias. Casi increíble saber que fueron tan pocas horas. Vehículos inundados, inmensos charcos de agua en calles de mucho tránsito, personas desaparecidas, otras fallecidas, casas destruidas, las vías repletas de desperdicios… un panorama devastador.

Una noticia en particular ha tocado mi corazón. La escribió la periodista Jhangeily Durán, de Listín Diario.

Relata la sensible situación de Altagracia Sánchez, una de las víctimas de las torrenciales lluvias. Su casa se inundó y el paso del agua arrastró 12 mil pesos que había ahorrado para realizarse exámenes del corazón.

Tiene 65 años y reside en el callejón Juan de Dios, en el sector Los Ríos. Con las indicaciones mojadas, angustia y preocupación, dijo al equipo de Listín Diario que había pospuesto los exámenes en tres ocasiones por razones de dinero.

Otros aparatos que le permiten respirar mejor también quedaron destruidos, electrodomésticos, enseres del hogar, ropa... lo perdió todo.

La periodista explica en la nota, que doña Altagracia, con el timbre de voz quebrado por retener sus ganas de llorar, “confesó que el dinero lo ahorró en tres meses, cuando notó que tenía la cantidad que necesitaba, los envolvió en una media y los guardó en una gaveta donde también tenía el folder de las recetas médicas”.

El presidente Luis Abinader declaró el Gran Santo Domingo en estado de emergencia y realizó visitas por las zonas más afectadas, una de estas fue el sector Los Ríos. No me enteré si a doña Altagracia se le ofreció alguna ayuda.

Ojalá la nota de Jhangeily Durán y estas líneas puedan llegar hasta el corazón bondadoso de algún directivo de una empresa aseguradora, y permita que ella logre su propósito de tener el diagnóstico que necesita a través de las analíticas pendientes. Sus indicaciones están arruinadas, pero es posible rehacerlas.

A veces, con un poquito de voluntad se puede cambiar la vida de una persona. Doña Altagracia hoy representa la mujer dominicana vulnerable y honesta, que necesita un soplo de esperanza, y que confía en la generosidad del sistema asegurador.

En las oficinas de Listín Diario tenemos la manera de poder localizarla.

¡Hasta el lunes!

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