De Cerca
Lauros para el equipo de la Liga Dominicana contra el Cáncer
El equipo de la Liga Dominicana contra el Cáncer, bien debería ser llamado algo así como “las súper damas de la esperanza”. Pues sí, tras 80 años de compromiso y pasión, estas damas, generación tras generación, continúan firmes en su misión de contribuir con el bienestar de las personas que padecen cáncer.
No tengo idea de cómo lo logran, pero he sido testigo de la organización de las áreas operativas, de la vocación de servicio de los profesionales de la salud involucrados en los procesos, y del valioso apoyo que reciben los pacientes, sin ningún tipo de discriminación. Buen trabajo
La entidad sin fines de lucro, con sede en el Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, cada día aporta a la mejora de la calidad de vida de aproximadamente tres mil pacientes, quienes reciben asistencia médica de calidad con equipos de avanzada tecnología.
Por experiencias cercanas, sé perfectamente lo que significa para un paciente de cáncer este respaldo, que muchas veces va más allá de lo económico.
Ellas saben que una persona que recibe un diagnóstico de cáncer necesita acompañamiento, orientación, y sobre todo, la confianza real de que no se trata de una sentencia de muerte porque existe la esperanza de vida. Y con ternura y empatía calman las angustias. Voluntarias
Bajo la dirección de Julia Guerra de Oller, a quien la sensibilidad le brota por los poros, y junto a Roxana Dargam, presidente de la Rama Femenina de la Liga, el equipo de voluntarias no descansa buscando opciones para recaudar fondos en favor de los pacientes.
Estas ocho décadas de trabajo arduo y constante han dejado sus frutos y han marcado sus huellas.
La Liga ha gestionado para el Instituto de Oncología los equipos médicos más modernos para el diagnóstico y tratamiento de cáncer.
También ha realizado mejoras significativas en las instalaciones, con el fin de atender la demanda de pacientes y brindar un mejor servicio.
Un trabajo que, como abejitas, calladitas y organizadas, realizan con amor, siempre multiplicando el mensaje de la importancia de la prevención, porque un chequeo a tiempo es también la prolongación de la vida ante cualquier diagnóstico.
A propósito de su 80 aniversario, extiendo mis felicitaciones para estas damas de corazón solidario, que se han convertido, para miles de familias, en sinónimo de bendición, luz y esperanza. ¡Hasta el lunes!