CRÓNICA LIGERA

El valor de reflexionar…

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

En este mundo donde la intensidad y la rapidez nos arropan se nos dificulta poner atención a las situaciones que enfrentamos. En realidad lo que a diario vivimos o aquello que pensamos y que nos atormentan, ameritan un buen análisis que nos permita comprender cada situación y sus circunstancias.

Algunos de nosotros al escuchar el término reflexionar, pensamos inmediatamente en nuestros padres o tutores, profesores o entrenadores que con sus orientaciones, solían invitarnos a reflexionar.

Sin embargo, el acto de reflexión debe ser constante, pues no es más que parar, hacer una pausa consciente para detenidamente observar una situación específica a la que nos enfrentamos.

Es un momento donde nuestros pensamientos encuentran claridad y lucidez si lo realizamos de la forma correcta, sin buscar culpables o juzgarnos, pues así tendremos un mejor desarrollo de nuestra consciencia. También implica esperar antes de actuar, dejar que las aguas vuelvan a su nivel, lo que nos permitirá meditar antes de dar un paso, del cual podríamos arrepentirnos.

En lo personal

Reflexionar sobre nosotros mismos es una tarea que hacemos cuando, necesariamente, nos vemos casi obligados a comprender lo que estamos viviendo o tratamos de buscar explicaciones de determinados acontecimientos.

Es cruzando un océano interno o atravesando un río externo cuando tomamos la decisión de analizarnos bajo nuestros propios sentimientos y forma de pensar. ¡Cuidado! Reflexionar no es convertirnos en juez. Ni que provoquemos una tormenta, simplemente es ser conscientes y capaces de detenernos, para mirarnos por dentro y por fuera y dejar de hacernos la víctima o sufrir sin necesidad.

Usemos las herramientas que nos brinda la reflexión para sanar y hagamos de esta un hábito que nos prepare emocionalmente y nos ayude a construir una verdadera forma de vivir, desarrollando sabiduría, es así que aprendemos la importancia que tiene la reflexión en la creación de nuestra historia y en el cultivo de nuestras propias experiencias.

El entorno

Todo nuestro ambiente nos lleva a vivir bajo la lupa de una constante reflexión, la cual aplicamos en relaciones amorosas, en acciones personales, en nuestro mundo laboral y en todo lo que tiene que ver con nosotros.

“La reflexión es conocimiento y el medio que usamos para aprender, para ayudarnos en la incertidumbre, para despejar nuestras dudas, encontrar soluciones a los problemas y crecer como personas”.

Es la reflexión, quien nos llama ante una idea o acción, sin embargo, donde creo que todos debemos poner atención a la reflexión es en las acciones colectivas, en los problemas comunes, eligiendo a representantes después de una exhaustiva reflexión y no por clientelismo, ¡Sin reflexión no hay buenas experiencias!

¡Con Dios!

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