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Crónica Ligera

Importancia a lo importante…

Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¿Qué haríamos si supiéramos cuánto tiempo nos queda de vida? Haga un “Stop”, conteste la pregunta. Calificando la importancia del ejercicio, vuelvo a preguntar ¿Cuánto tiempo dedicamos a lo que o a quienes realmente nos importan? Pongo un silencio aquí…

Sé que, para responder, habrá quienes entiendan que no tienen tiempo para mis “cursilerías”, otros pondrán excusas; habrá quienes lo dejen para después. A otros les chocará tanto el tema que dejarán de leer y no responderán la interrogante.

Hablo partiendo de mis vivencias… y sé lo incómodo de hacer este tipo de práctica, más aún si lo hacemos desde la premisa de las interrogantes que esta pregunta, nos genera. No nos creemos capaces de enlistar nuestras prioridades, damos más importancia a esas acciones que realizamos casi siempre, de manera automática, para cumplir con nuestros “roles”, esos que nos imponen al educarnos o los que dictan las “normas” sociales, dejando de lado los deseos de nuestro corazón.

En las mujeres...

Nosotras, somos seres especiales, casi ninguna comenzamos este análisis pensando en nosotras, porque los demás están primero, cuando en realidad deberíamos estar en el primer lugar de nuestras vidas, no por egoísmo, sino por amor propio. Nosotras sentimos tanta responsabilidad ajena que, por lo regular iniciamos el listado por nuestros hijos, por nuestro compañero, por nuestro rol de hija o hermana; peor aún, por nuestra profesión, funciones laborales, compromisos sociales y muchas otras cosas más, que ponemos delante de nosotras… casi siempre somos el centro de nuestro entorno, por tanto, debemos centrarnos en esos sueños guardados, en los deseos incumplidos que habitan en nuestra alma, en los gustos fijados en el corazón o en esas personas a quienes no nos atrevemos a darle el lugar que realmente ocupa en nuestra vida. Es correcto ser responsables, asumir nuestros compromisos, pero también es conveniente y un deber, ponernos en primer lugar de importancia en la lista de nuestra propia vida.

¿Cómo hacerlo?

Lo primero que debemos hacer es, dedicarnos tiempo a nosotras mismas, donde seamos nuestra prioridad, podamos cultivar nuestra paz, tranquilidad y estabilidad, lo cual nos permitirá cuidar nuestras emociones y dar lo mejor de nosotras a los demás, en su justa dimensión y con atención equilibrada. Es preciso que nos percatemos de que, si vivimos sólo para dar y atender a otros, simplemente nos estamos consumiendo y entregando a otros lo más preciado que tenemos, nuestra vida, lo mejor que podemos hacer por nosotras es, programar espacio y tiempo, para cargar nuestro tanque de energía y hacer realidad lo que atesoramos en el alma y guardamos con candado en el corazón.

¡Con Dios!

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