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¿Las notas de tus hijos van las redes sociales?

Recién concluye el año escolar, y como en otras ocasiones, he visto en todas las redes sociales decenas de padres que hacen públicas las calificaciones escolares de sus hijos. Excelentes, buenas, regulares… no importa. Escanear el boletín es la moda, y llama a reflexionar hasta qué punto está bien exponer su trabajo ante un grupo de personas, en algunos casos absolutamente desconocidas para ellos y hasta para nosotros.

Sin duda, para muchos, esos números tienen el poder de generar orgullo, vergüenza, preocupación. También nos alertan, distancian y hasta perturban la paz del hogar… un poder casi absoluto que les hemos otorgado nosotros mismos.

El resultado

En una cultura amante de los resultados, no del proceso, es fácil olvidar que una nota solo es un número, por cierto, muy limitado y a veces injusto.

Las calificaciones escolares no son el inequívoco predictor del éxito o el fracaso futuro de nuestros hijos. Ejemplos tenemos muchos.

Esos números solo evalúan una ejecución puntual en un momento determinado. Y en esa valoración pasa desapercibida la situación emocional que puede estar viviendo ese pequeño, algún tema de salud, el esfuerzo que ha hecho para llegar hasta ahí o las llamadas habilidades blandas que posee, como son la facilidad para trabajar en equipo, el liderazgo, la empatía, la solidaridad con sus compañeros, y otras más tan necesarias para enfrentar la vida de adulto.

Es cierto, tener buenas notas es bueno, no quiero restarle importancia. Pero el hecho de que los niños fallen en algunas materias no es motivo para crucificarlos. Existen diferentes tipos de inteligencia, y no todas suelen ser explotadas en las escuelas tradicionales.

Un niño no se define por sus notas. No caigas en la trampa de comparar. Cada estudiante mantiene un ritmo de aprendizaje completamente diferente al otro y capacidades muy diversas.

¿Bien o mal?

Internet ha revolucionado nuestra vida. Ahora todo se comparte, pero … ¿Saben nuestros hijos lo orgullosos que estamos de ellos? ¿Le preguntamos si están de acuerdo con esas publicaciones? ¿Es nuestro ego lo que nos lleva a realizar la publicación?

No es estoy juzgando. Esta es solo una reflexión: ¿Si no beneficia al niño, por qué lo hacemos? Como madre me enorgullece cualquier avance de mis hijos y me gusta compartirlo con aquellas personas que nos aprecian, esas a quienes puedo llamar o visitar para contarles sin valerme de una red social.

¿Bien o mal?, quizá no hay que ser extremista. Cada padre sabrá lo que más le conviene a su hijo, pero si decides informar a todos tus contactos como le fue en el año escolar, asegúrate de que él sea el primero en saber la satisfacción que sientes. Acompaña la felicitación con un abrazo sincero, no mires el número, valora el esfuerzo. Todos queremos hijos felices, aunque no sean genios.

¡Hasta el lunes!