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Estado civil: casada. Pero, ¿a qué costo?

Este 24 de abril se celebró el Día Mundial del Matrimonio. Un festejo que tiene su origen en Luisiana, en 1981, cuando las parejas motivaron al alcalde a proclamar el día de San Valentín como «Creemos en el día del matrimonio».

En 1983 el nombre se cambió al actual, y en 1993, Su Santidad, el Papa Juan Pablo II, bendijo en la fecha.

En la vida real

¡Bonita la iniciativa!, pero no olvidemos que la vida perfecta en las relaciones de pareja no existe.

En un inicio todo parece ser un cuento de Disney, con el tiempo puede convertirse en un reto, especialmente para las mujeres quienes vivimos sumergidas en un ritmo de vida abrumador.

La rutina y las presiones del trabajo, la casa, los hijos y la propia pareja, desgasta la creatividad, y, entre otras cosas, en vez de querer lucir provocativa y sexy como escena de telenovela, prefieres que tu esposo llegue en auxilio con la revisión de las tareas del colegio.

El matrimonio tiene muchas ventajas cuando hablamos de una relación sana y estable, y debe ser prioridad cuando decides caminar junto a otra persona. Pero sabemos que a veces no es tan sencillo, no dije imposible, solo que requiere dedicación y disposición mantener una relación donde la complicidad, comprensión, comunicación, el respeto y el amor sincero, sean el centro.

Infeliz

He escuchado tantos relatos que podría escribir un libro. La historia de Mara, por ejemplo, similar a la de muchas mujeres. Paradójicamente, la apariencia de su relación de pareja contrasta con la realidad.

Un hombre encantador a los ojos de quienes observan. Radiante, simpático y detallista. Cuando se cierran las puertas de su hogar, a menudo se disculpa con ella y dice que no volverá a tener una conducta que la maltrate, pero Mara tiene miedo, innumerables veces él no ha cumplido esa promesa.

A veces, ya ni le importa si el maltrato es físico o emocional, se siente igual de frustrada, y claramente está sufriendo violencia doméstica.

Por los hijos

Lina lleva años en una relación tóxica y denigrante. Su esposo no oculta sus infidelidades y ella sostiene su angustia con la esperanza de que “cuando los niños crezcan” hará una vida nueva.

Una historia más común de lo que pudieras imaginar. Ella no ha entendido que los hijos no pueden ser el motivo para permanecer juntos. Un matrimonio es de dos, no tienen cabida terceras personas.

Si los hijos crecen en un entorno de conflictos las consecuencias suelen ser más dañinas que vivir la etapa del divorcio de sus padres.

Si, se puede

No pretendo satanizar el matrimonio. Aunque la vida en pareja suele ser agridulce, muchos logran ser realmente felices, construir un proyecto común y disfrutar el trayecto.

Soy de las que piensa que hay que lanzar los dados, recordando que la felicidad no depende de un estado civil, y que aprendemos sobre el matrimonio 20 años antes de casarnos, con el ejemplo de nuestros padres.

Entonces, vamos a crear en nuestros hijos un recuerdo que los motive a celebrar el Día Mundial del Matrimonio.

¡Hasta el lunes!