Crónica Ligera

Olvídate del personaje y se tú

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Cuando entendí porque el Principito no quería crecer era tarde. Creo que a todos en determinado momento nos pasa que durante nuestra niñez y adolescencia rogamos por ¨ser grandes¨ y dueños absolutos de nuestras vidas, sin reconocer las responsabilidades que esto implica.

Sin embargo, admito que le he encontrado sabor a los años. Crecer, madurar y avanzar también tiene sus ventajas, como las locuras y los arrebatos que caracterizan la juventud. La edad trae su propia calma y su deleite, y esta no radica en la quietud con la que vivieron nuestros padres y abuelos, ni en la rapidez con la que se vive en estos tiempos. ¡Cada quien debe encontrar su equilibrio!

Maté el personaje...

Cada etapa tiene sus valores, sus enseñanzas, sus alegrías, sus instrucciones y sus sinsabores. Cada edad trae consigo valiosos aprendizajes que nos ayudan a vivir mejor.

Yo amaré por siempre los 30, época que me marcó y me cambió, aquí encontré mayor satisfacción, entendimiento y definición del camino que quería recorrer, entonces cambié el horizonte de mi mirada y me abrí a nuevos conocimientos y experiencias; y así continué en los 40, maté el personaje y me reconstruí, logrando convertirme en la mujer de mis sueños, viviendo desde la autenticidad, el amor, la alegría y lo positivo, descubriendo el poder de la satisfacción individual de alcanzar nuestras metas y la colectiva de ver a los míos vivir sus propias vidas y experiencias, y yo ser un simple vehículo que les agrega valor desde el alma.

Viviendo mi yo

Con el paso de los años y con las experiencias que vamos adquiriendo es que descubrimos que durante mucho tiempo hemos perdido un tiempo precioso viviendo el personaje que otros construyeron para nosotros o el que nos impone la sociedad y no alineados con quien en realidad somos.

Nuestros padres o tutores tuvieron buenas intenciones al educarnos, lo hicieron bajo sus propios límites y no pensaron en nuestras aspiraciones, anhelos, ambiciones e ideas. Fuimos hecho bajo sus creencias y sus conocimientos, a muchos les funcionó, a otros nos limitó de mostrar nuestros dones, talentos y pasiones, razón por las que hoy vemos a muchas personas apáticas, amargadas, dolidas que viven bajo un esquema de costumbres que los coarta y los lleva a existir en sin deseos y sin grandes ambiciones, es más duro, en aquellos que se preocupan por acumular y no por vivir, esos miden sus triunfos en cantidad y no en la calidad de la pasión con la que abrigan su vida… y algo no debe esperar, es ser quienes queremos, eso es libertad!

¡Con Dios!

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