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CRÓNICA LIGERA

Nuestros vacíos emocionales

Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Nuestros vacíos en el alma no son más que situaciones no resueltas. Casi siempre porque no las aceptamos y cuando no aplicamos la aceptación, esos casos circundan continuamente nuestros recuerdos y todo esto, nos llena de frustraciones y nos debilita.

Los asuntos no resueltos de nuestras vidas, nos marcan drásticamente, complicándonos la existencia y se mantienen latentes en nuestro ser hasta convertirse en abismos emocionales y/o existenciales. Estos vacíos, nos arropan, nos limitan y nos llenan de dolor y lamentaciones y poco a poco nos van cambiando nuestro interior.

Los excesos son vacíos

Cuando tenemos vacíos emocionales, nos convertimos en personas ajenas a lo que realmente somos y sentimos en esencia, entonces nos convertimos en seres caracterizados por excesos, que simplemente son un refugio, para protegernos y no encarar la realidad.

Estas acciones nos trastornan, porque nos hacemos dependientes de las mismas. Estas extravagancias pueden ser parte de la vida de cualquier persona y regularmente lo aplican en una o varias áreas o aspectos de su vida.

Unos se aferran a la comida, comen para saciar una ansiedad, no porque tienen hambre; otros toman alcohol de manera desmedida para sentirse en las nubes, otros se obsesionan por su físico y hacen su vida entre el gimnasio, los anabólicos y otras sustancias que garantizan el buen porte; otros ahogan sus penas o insatisfacciones en el juego de azar, mientras hay quienes se convierten en compradores compulsivos, en fin, en muchas otras formas de esclavizarse.

Lo dramático de todo esto es que se hacen prisioneros de esa conducta que los excita, pero esta lujuria muere al instante de realizar estos actos, lo cual los mantiene en un círculo vicioso que les afecta su comportamiento, hasta hacerlo preso de una patología que, penosamente va aumentando.

Reconocer lo que nos falta

¡Conocernos es vital! Es de valiente aceptar y trabajar nuestras carencias, solo así podremos sanar nuestros vacíos existenciales. Los más comunes son aquellos que nos afectan luego de una pérdida, sobre todo cuando se trata de un ser querido que se han ido para siempre y no estábamos preparados para ello. He hablado con distintas personas, de diferentes edades que, sin estar haciéndonos una consulta, han expresado sentir una extraña sensación de vacío, sienten que les falta algo y nada les motiva.

Cuando las emociones nos asaltan y no sabemos explicar lo que nos pasa y/o qué sentimos, es justo el momento de actuar, de asumir responsablemente el control de nuestras emociones y reconocer valientemente si no podemos solos, entonces pedir ayuda.

La lucha interna contra el vacío emocional no es tarea fácil, pero definitivamente los excesos nunca serán una solución.

¡Con Dios!

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