CRÓNICA LIGERA
¿Qué ves cuando te miras al espejo?
Cuando me miro al espejo suelo hacer dos cosas: Me río y arreglo mi cabello, al igual que cuando me veo en la cámara o cuando me hago una ‘selfie’. Nunca antes me había detenido a pensar en esto, pero, cultivándome en algunos temas, descubrí que mi actitud es cuestión de autoestima y los mismos definen rasgos de mi personalidad, estos me han ayudado a conocerme y definirme como un ser humano entusiasta. No todos reaccionamos de la misma manera ante el espejo, ante una cámara de vídeo o ante una fotografía, hay quienes no les gusta lo que ven cuando refleja su imagen. No soy esclava de mi figura, esto nunca ha sido un problema para mí, pero al detenerme frente al espejo veo claramente lo que hay del otro lado, y me gusta.
¿Qué observo?
Lo bueno, lo bonito, las locuras internas que viajan en lo más profundo de mi ser y que me hacen única, la risa de niña traviesa que siempre me ha caracterizado. Todo lo que se refleja del otro lado me gusta. Hace tiempo superé los complejos físicos que me acompañaban por intromisión. La nariz de los Otáñez, mi poco busto y mis grandes caderas, cual ‘Yayita, la de Condorito’. No tengo motivo que me impida ser más ni menos de lo que soy.
Todo eso quedó sepultado cuando puse en una balanza lo positivo que poseo, entonces me concentré en mis fortalezas, en todo lo que soy capaz de hacer y me he dedicado a explotar mi potencial.
¿Qué nos decimos?
“El valor que nos damos es normalmente el valor que otros nos dan”. Que lo que otros ven en ti no te detenga… Cuando centramos nuestras acciones en opiniones ajenas, dejando de lado nuestras propias convicciones, vivimos la vida que ellos quieren. Lo más valioso que tenemos es lo que proyectamos desde el interior, entonces lo que en realidad debe preocuparnos es lo que pensamos y decimos de nosotros mismos.
Reconcíliate con tu yo del espejo
Escribir sobre este tema, me ha hecho entender lo significativa que es la autoestima en la conducta de una persona, lo que nos indica que lo correcto es concentrarnos en las acciones donde los juicios de valores hacia nosotros mismos sean los adecuados, y nos reconcilien con nuestro yo del espejo, lo que nos permitirá acentuar lo que somos como persona. Si queremos cambiar nuestra vida, tenemos que cambiar nuestra manera de pensar y cómo nos vemos a nosotros mismos. Más autoestima menos arrogancia.
¡Con Dios!