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De Cerca

¡Qué el brillo de otros no te cause temor… te inspire!

Ana Mercy Otáñez inspiró estas líneas. Ella es la autora de la columna Crónica Ligera que cada viernes se publica en Listín Diario. En su más reciente entrega, bajo el título ¡Vamos a crear relaciones significativas!, relata cómo el individualismo y la rivalidad no permiten que los seres humanos vivan a plenitud las relaciones de pareja, familia, amigos o compañeros de trabajo. “Nada en la vida es tan gratificante como tener relaciones satisfactorias y felices en todas las áreas donde nos desenvolvemos, que nos sumen y sostengan ante cualquier eventualidad, pero preferimos las pugnas…”, dice Ana en una de las líneas.

Realidad

¡Y es verdad! Los seres humanos hemos perdido la capacidad de ser empáticos con nuestros semejantes. He sido testigo de situaciones en las que una persona trata, a todo costo, de no dejar pasar ni el más mínimo rayo de luz de su compañero de trabajo, siempre apuntando a buscar la forma de opacar, en vez de motivar, apoyar o inspirar.

“Lamentablemente, estamos enfocándonos en el interés propio y ejercer el egoísmo se ha vuelto un arte que parece liderar por encima de todo”, otra de las expresiones de Ana que me permito tomar prestada.

El contexto de trabajo, como el de la escuela o la universidad es un circuito cerrado al que estamos obligados a asistir día tras día, y ahí, muchas veces sin darnos cuenta, hacemos amigos y enemigos.

¿Por qué?

Y yo me pregunto: ¿Cómo va a dar alguien lo que no tiene? ¿Cómo va a enseñar lo que no sabe? ¿Cómo va a amar quien está lleno de resentimiento y desapego? ¿Cómo va a pedir disculpas quien está dominado por el ego?

Hay personas que se hacen expertas en ocultar sus reales intenciones bajo una fachada de amabilidad o compromiso. A quienes no les importa pasar por encima de otros para cumplir sus objetivos. Y sin remordimiento alguno, te ofrecen una sonrisa forzada, un gesto amable mal ensayado, y evitan hacer contacto visual porque temen que los descubras. Pareciera que para ellos simboliza ‘peligro’ que otros hagan bien su trabajo.

Algo bueno

“Nunca he encontrado una persona tan ignorante que no se pueda aprender algo de ella”, es una frase que se le atribuye a Galileo Galilei, la uso constantemente con mis alumnos de la universidad. Y reflexionamos: ¿Qué pasaría si en vez de gastar energía tratando de minimizar el talento de quienes nos rodean, nos enfocamos en trabajar en equipo?

Curiosamente, quienes mejor y más rápido aprenden esta lección son los padres y madres de niños con alguna dificultad. Porque reciben a diario una dosis de la importancia del apoyo emocional, son testigos de primera línea del esfuerzo y la superación, entregan su corazón sincero y logran descubrir qué es realmente lo más valioso y desarrollan una capacidad inmensa para conectar con las necesidades humanas.

Entonces, ¿cuándo estaré listo para la vida? ¡Cuando el brillo de otros no te cause temor... te inspire”. Desconozco el autor, ¡pero cuánta verdad encierra!

¡Hasta el lunes!