Protagonista
Gisselle Mancebo: El equilibrio perfecto entre el arte, el lujo y la pasión
Gisselle Mancebo nació en Santo Domingo, pero creció en Barahona, al suroeste de República Dominicana. Su infancia transcurrió sin ningún acontecimiento en particular que pudiera citarse como fuera de lo cotidiano.
Aprendió a disfrutar de la calidez de la gente de su pueblo, del encanto de los paisajes y de la bendición de vivir en el Caribe. Todos esos elementos se fueron conjugando en su mente, invisibles en un principio, pero con el paso de los años contribuyeron a definir su sensibilidad para percibir la belleza de lo auténtico.
Sin proponérselo, el azul intenso del mar, el verde de las montañas y el anaranjado del ocaso del atardecer, fueron algunos de los colores que se hicieron cómplices de su imaginación para despertar en ella el sentido creativo.
Su abuela materna le inculcó el valor de las piezas hechas a mano y del arte. “Ella vendía joyas del Líbano. Hasta mi adolescencia estuve siempre en contacto con este tipo de prendas, a esto le ataño mi compromiso con el diseño al trabajar el movimiento y la calidad en mis piezas’, rememora Mancebo.
Es la mayor de cuatro hermanos. En 1989 fue agraciada por el programa de becas para estudiantes sobresalientes (PIES) del Instituto Tecnológico de Santo Domingo donde se graduó de Ingeniería Industrial.
Realizó algunos trabajos relacionados con su carrera, pero en ella seguía latente la visión creadora. “Debo reconocer que gracias a los conocimientos y habilidades adquiridos para diseñar procesos y gestionar operaciones, nace la versatilidad de mis piezas conjugadas con el equilibrio”.
Emprendedora
“Recuerdo que mi madre y mi abuela materna siempre me engalanaban con collares de perlas y piedras preciosas montadas en oro. Después de terminar la universidad empecé a diseñar y a fabricar aretes para regalar a mis amigas y familiares en ocasiones especiales, quienes, al recibirlos, me hacían pedidos en otros colores y modelos, porque decían que les iluminaban el rostro, se sentían únicas diferentes”, cuenta Mancebo al hablar de sus inicios.
“Al principio no le ponía nombre a las colecciones, simplemente las agrupaba por piedras. Las de Perlas pertenecían a la Vonne, en honor a mi madre, Yvonne; las piezas de Larimar las denominaba Vloy, por mi padre Valoy”.
Como todo valiente emprendedor ha tenido que trillar un camino de flores y espinas. “Llena de ilusiones visitaba a mis clientas con maletas para mostrarles las piezas, por dos ocasiones en años distintos las robaron de mi vehículo y tuve que iniciar desde cero, porque ahí estaba todo el inventario”.
En el año 2018, presentó su primera exposición ‘Retomando mis Raíces’, con la idea de recopilar más de una década de trabajo y dar a conocer formalmente su arte.
Amante y respetuosa del medioambiente, ese mismo año presentó una cápsula de Broches Polinizadores 3D. “Eran Insectos en tercera dimensión, diseñados con el objetivo de crear consciencia sobre la importancia de estos animalitos para el equilibrio de los ecosistemas”.
Ella ha representado dignamente su Patria, en septiembre 2018, participó en un festival de artesanía en Confolens, Francia. Y un año más tarde en la exposición ‘Cielo, Tierra y Mar’, en la sede central de la Organización de Naciones Unidas, en New York.
“En el año 2019 estuvimos en la Feria AVAV, en Sau Paulo Brasil, en enero del año 2020, en Viena, Austria con la colección ‘Cuerno Dominicano’ acompañada de Ámbar y Larimar”, explica la artista satisfecha de lo logrado.
Talento
Implícitamente la joyería entrelaza historias personales y tradición artesana. Mancebo confiesa que se inspira con cualquier objeto. “Cadenas, perlas, ramas, piedras preciosas… mi madre bromea diciendo que puedo hacer una obra de arte con trozo de madera”, comenta en tono jocoso durante su visita a Listín Diario.
Su marca lleva su nombre, y al igual que ella refleja la alegría, elegancia y versatilidad, que caracteriza su personalidad. Juega con el uso de figuras geométricas, la fluidez y el color como expresión de vitalidad. Sus piezas suelen encerrar un valor sentimental porque conoce el significado de cada elemento y disfruta el proceso creativo.
“Se trata de diseños atemporales e innovadores, para la mujer sofisticada, de estilo elegante que goza de buen gusto y desea tener piezas versátiles en su armario para complementar sus atuendos”, explica la artista.
Presente y futuro
A raíz de la pandemia por Covid-19, Gisselle Mancebo ha tenido que reinventarse. “Ha sido un gran reto adaptarme de la modalidad tradicional y presencial a la virtualidad con todo lo que eso implica. Crear una plataforma de ventas por internet, videos y fotografías para mostrar la mercancía, estar constante en las redes sociales...”, dice la profesional, quien en esta etapa de su carrera ha recibido un gran apoyo de sus hijos Gisela María, Gimarie y César.
Recientemente presentó su colección Ciclos, la cual se propone llevar una pasarela internacional. “Y más adelante, escalar para internacionalizar la marca Gisselle Mancebo Jewelry y convertirnos en una de las firmas de joyería artesanal de América, siempre llevando mi República Dominicana en alto y sobre todo, mi querida Barahona, para promover el talento y la creatividad de los dominicanos”, concluye Mancebo segura de sí misma, y evidentemente orgullosa de sus raíces.