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Momentos

¡Que el amor y la paz de Dios te acompañen, Reinaldo!

Ayer volvimos a reunirnos, esta vez en el templo de Dios. Hace nueve días que emprendiste un nuevo viaje, te marchaste sin decir adiós mi amigo Reinaldo Pared Pérez. Extrañando tu presencia me ha dado la oportunidad de traer el pasado al presente y recordar nuestra amistad sincera.

Te conocí como el genuino ser humano, leal, firme en tus ideales, amoroso, lleno de ilusiones, con carácter y solidario, más que al líder político aunque ya te estrenabas como regidor en la sindicatura de Rafael Corporán de los Santos. Esos maravillosos encuentros del que tuve la oportunidad de compartir en tu casa, en tu primer matrimonio o en la casa de tu tía Mercedita. ¡Cuánto nos divertíamos! Lo comentábamos en tu despedida Carmen Luz Beato y yo. El frente de la casa, se convirtió en una cita obligada, la que nadie se perdía. La cervecita fría, música y buenísimas conversaciones, dieron origen a un lazo de amistad que a pesar del tiempo transcurrido siguió latente.

Ingrid Mendoza

Cada uno fuimos abriéndonos caminos profesionales que nos colocaron en escenarios diferentes, pero tú esencia nunca cambió. Cada vez que nos encontramos recibía ese saludo y abrazo cálido, me mirabas y me decías “Hola Fanny, cómo estás, cuando vienes a visitarme al Senado”, nunca lo hice. Es increíble que paralelamente yo conociera a Ingrid Mendoza, a través de su tía, mi queridísima amiga Eunice Durán.

Terminando su reinado como Miss República Dominicana nos unimos y sacamos al aire un programa de radio “Dos a las once”. Cómo visitaba a Eunice en el hogar de sus abuelos y de su madre, no pasó inadvertida para mí esa jovencita, quien al paso de los años se convertiría en la esposa de Reinaldo. Por eso me duele tanto verle, con esa tristeza que sobrecoge el alma.

Un adiós desde el corazón

Mi corazón y solidaridad para su esposa Ingrid Mendoza, su alma gemela y toda su familia primaria. A doña Milagros, su madre, una mujer con mucha templanza, sus adoloridos hermanitos cómo se llamaban Sigfrido, Carlitos y Rienzi Pared Pérez; sus hijos, nietos y amigos.

Las palabras de Sigfrido como las de Eunice abrieron un océano en los ojos de los presentes. “Reinaldo se ha marchado y sé que, por la misericordia de nuestro amoroso Padre Dios, cada cuenta de los rosarios que fervorosamente él rezaba han formado una escalera para su subida hasta el cielo”, dijo Eunice a tiempo de compartir una oración que copió de los escritos del fenecido líder político: “Pon tu vida en las manos de Dios, lucha por lo que sueñas, valora lo que tienes, olvida aquello que te duele, y disfruta con los que te quieren”… Cuanta verdad en esas palabras. ¡Qué falta nos harás. Vuela alto Reinaldo la misericordia de Dios es infinita y te alcanzará!

¡Dios con nosotros!

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