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La Navidad sin Johnny Ventura

En mi memoria guardo innumerables momentos de la época de Navidad en la que los merengues de Johnny Ventura eran los protagonistas de las fiestas. Aprendí a bailar con sus canciones. No es que sea una gran bailarina, pero en mi adolescencia las fiestas a las que asistía eran las que se organizaban en mi casa o en la de algún vecino, y recuerdo que mi papá no dejaba escapar un buen tema. Como era su hija mayor me convertí en su pareja de baile.

Lo que no me gustaba era que, en la pista, solía hacer demostraciones de su destreza, y me sentía avergonzada. Recuerdo, por ejemplo, el popular merengue ‘La Agarradera’ que al escucharlo llegué a esconderme para evitar que me invitara… ¡Qué paradójica es la vida!, hoy desearía tener la oportunidad de bailar, por lo menos una vez más, algún merengue con mi papá.

Tradición

Como era de esperarse, mi memoria emocional relaciona las canciones de ‘El Caballo Mayor’ con aquella etapa hermosa de las fiestas de Navidad y he llevado a mi hogar parte de esas tradiciones. Tanto así, que la producción de DVD “Volvió la Navidad”, grabada junto a otros importantes artistas, es parte del atractivo del encuentro familiar de Nochebuena.

Como parte del equipo de la organización de las producciones de la Gala de Navidad de Listín Diario, tuve el privilegio de conocer a Johnny Ventura. Su amabilidad, sencillez y humildad fueron testimonio del gran ser humano que había detrás del artista.

Su partida

Con el triste fallecimiento de Johnny, al igual que miles de dominicanos me sentí afectada. Enseguida se hizo pública su partida a la casa del Señor, decenas de personas comenzaron a expresar su pesar y a rememorar etapas de su trayectoria artística y de su vida personal.

Cantante, director de orquesta, compositor y arreglista, Johnny dejó una huella significativa, no solo por ser artista, también por sus acciones cargadas de bondad, muchas de ellas conocidas luego de su fallecimiento.

No puedo asegurar si cumplió cada uno de sus sueños porque nunca fui parte de su círculo íntimo, pero por todo lo que he escuchado, siempre hacía sentir especiales a las personas que lo rodeaban, y demostró que no es necesario perjudicar a nadie para triunfar.

Su recuerdo

Estamos en Navidad, una muy diferente por muchas razones, una de ellas porque Johnny, quien convirtió su nombre en sinónimo de alegría y representaba la esencia de las Navidades dominicanas, ya no está.

Seguiremos bailando a ritmo de ‘Patacón pisao’, ‘¿Pitaste?’, ‘Capullo y Sorullo’, ‘Merenguero hasta la Tambora’, y muchos otros temas que han dado la vuelta al mundo.

Su vida inspiró a muchos jóvenes en quienes marcó una huella dejando un rastro de luz, un camino trillado y un referente alejado de cualquier superficialidad, porque ante todo siempre dio prioridad a la esencia humana. Y seguro, que desde el cielo, sonreirá cuando escuche en una fiesta alguno de sus merengues.

¡Hasta el lunes!

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