Algo qué contar
Cuando no hay a quien culpar

Mi primera experiencia con el cáncer de mama la viví con mi amiga Rosanna Meilán, cariñosamente, Rossi. Nos conocimos en las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la amistad no se hizo esperar… éramos las mejores amigas, de aquellas que se agarran de las manos al caminar, duermen juntas, se ríen de cualquier locura y se sientan a construir sueños de la nada…
Rossi era oriunda de Navas, Los Hidalgos en Puerto Plata. Quién la conoció no olvida el brillo de sus hermosos y grandes ojos, su sonrisa que resplandecía el entorno y seducía a cualquiera cuando quería algo, sin quitar protagonismo a ese carácter especial que hizo que la amáramos, si no, pregunten al clan Arelis Ceballos, Ysabel Parra, Arelis Fernández, Mayra La Paz, Lucrecia Pérez, Joseina Acosta, Carlos Rodríguiez, Diomedes, Roberto Monclus y otros más de sus tantos amigos y familiares, o a su hermana Estervina.
Nostalgia
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