CRÓNICA LIGERA
¡Las excusas…piedras en el zapato!
Tengo un trabajo que me permite intercambiar impresiones con personas de diferentes edades, profesiones, ideologías y creencias. Me ha permitido la dicha de conocer gente que motiva, líderes natos que inspiran, que nos ayudan a dar la milla extra, e igualmente, ha traído a mi vida gente que marcan las pautas a seguir.
Pero, asimismo, también me he encontrado con personas que atrasan, que son anclas en el camino y que sus vidas están marcadas por las quejas, las amarguras y las excusas. Gente con una vida sustentada en pretextos, lamentaciones y ¿por qué? Ignoran que "las excusas son clavos que construyen una casa de fracasos", de sueños truncos, de personas frustradas e insatisfechas. En determinado momento de nuestras vidas todos hemos utilizado mil y un excusas para no hacer lo que debemos hacer.
Lo más impresionante de ello, es que los creamos, con tal convicción, que aceptamos como buenos y válidos los motivos que las sustentan. Nos los creemos y los ponemos en un contexto de nuestro proceder que los hace lógicos y hasta necesarios.
El origen
Las excusas son el permiso que nos damos mentalmente para evadir responsabilidad. Perdemos de vista, que las mismas siempre tienden a causar efectos negativos y graves consecuencias. Aun así, decenas de personas, rigen su proceder, basado en este tipo de actitud, viven justificándose, envueltos en una ola de evasivas que no los lleva a ningún lugar. A justificarnos lo aprendemos desde niños, nos llegamos a creer que esta actitud nos salva ante nuestros padres, tutores o maestros o ante cualquier situación. En lugar de superar los traumas que nos causaron las cábalas que nos inculcaron de niños, nos hacemos presa de ellas.
Salir del ciclo
En el mundo adulto las muchas excusas deben avergonzarnos, porque nos limitan y nos estacan. A nivel profesional para avanzar debemos enfocarnos en ser útiles, mostrar capacidad y en cultivar las condiciones humanas que nos permitan resolver complicaciones, y obtener buenos resultados con nuestro proceder.
A todos nos llega el momento de asumir nuestras vidas y poner fin a las excusas, es la única manera de alcanzar lo que nos hemos propuesto y lograr y proyectar la persona que siempre aspiramos ser. Porque somos nosotros mismos quienes debemos sentirnos bien con nuestro proceder. Para lograrlo, debemos salir del círculo vicioso en que nos enclaustramos con las excusas. Es cuestión de aceptar nuestras fallas en lugar de mentirnos. En lugar de merodear en los pretextos, debemos poner manos a la obra, y evitar que las excusas nos conduzcan al fracaso. ¡Lleguemos al fondo y terminemos con eso!
¡No más retraso con las excusas, el éxito nos espera!…
Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.