CRÓNICA LIGERA

El camino de la resiliencia…

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¿Cómo enfrentamos los eventos difíciles que nos cambian la vida? ¿Cómo reaccionamos a las situaciones traumáticas para las que nunca nos entrenaron? Desde que tengo uso de razón no recuerdo haber recibido durante mi crianza alguna enseñanza, entrenamiento o preparación para cuando de un momento a otro la vida nos cambie, ya sea cuando perdemos a un ser querido, por muerte, por el final de una relación, o cuando nos arropa la inestabilidad al perder un trabajo; por la aparición de una enfermedad catastrófica y/o cualquier evento que nos llega sin avisar... ¡No hay como entender lo que nos pasa, sin fe! Generalmente, no todas las personas logramos adaptarnos a lo inesperado, hay quienes sucumben, mientras otros nos hacemos aliados del tiempo que bajo nuestras propias necesidades nos hace trabajar para aceptar y conectar, cuando sabemos que rendirnos no es opción… Ahí comienza el dulce camino de la Resiliencia.

El camino…

Con el paso del tiempo y el dolor como el amor encuentra su camino, así nace la Resiliencia dentro de nosotros, en la aceptación, encontramos ese espacio interior al que recurrimos cuando tenemos que enfrentarnos a lo que no estamos preparados, es cuando hablamos sobre temas y cosas que nunca pensamos en abordar y tenemos que hacer lo que creímos nunca haríamos. Es ahí, donde nacen las fuerzas, donde asumimos roles, justo en el medio de los procesos, es donde resurgimos como algo único y divino que solo podemos conseguir a partir de nuestra actitud, entonces, empezamos a recorrer el dulce camino de la Resiliencia.

Viva su proceso

Nadie sabe cómo y cuándo nos adaptamos a lo que tenemos que enfrentar, a veces el simple hecho de superar la adversidad conlleva un trabajo extra y ayuda de externa, porque es una causa que requiere tiempo, esfuerzo y mucha sanación interior, es un acto de amor hacia nosotros mismos que nos compromete a tomar acción y continuar de la mejor manera ante la adversidad, trauma, tragedia, amenaza, porque no todos tenemos la misma capacidad de enfrentar los problemas.

No es extraordinario

La resiliencia, no se compra, no viene con la personalidad, es un proceso que incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas o desarrolladas por cualquier persona. La gente común es la que mejor se ha convertido en resiliente, porque hace hasta lo imposible de manera individual para reconstruir su vida. La pandemia de la Covid-19 es la mejor muestra de ello. Ser resiliente no quiere decir que las personas no experimenten dificultades o angustias, lo sienten igual o más que aquellos que experimentan el dolor de forma distinta. Cuando se enfrentan al dolor y la tristeza continúan, aunque tengan que caminar sobre espinas, se siente un dulce sabor de satisfacción cuando logramos salir adelante.

Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.

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