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Un amor perseverante: Doris Javier y Juan Carlos Ubiera

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

La mayoría de las mujeres crecemos envueltas en un mundo mágico en el que jugamos con muñecas y construimos un cuento de hadas en el que un príncipe azul nos lleva al altar y nos convierte en la mujer más feliz del mundo, como hoy lo es mi amiga Doris Javier, quien hace unos días se unió en matrimonio con su amado Juan Carlos Ubiera.

Cuando Doris anunció que se casaba, sus amigas, en la que me incluyo, de solo pensarlo saltábamos de felicidad. Y decíamos: "no lo puedo creer, quién es el afortunado", al pasar los día se fueron desvelando las incógnitas y con ellas las emociones de la espera…

Promesa cumplida

La conozco desde hace muchos años y es una mujer que merece estas líneas por el gran ser humano que es, sus valores, buena amiga, excelente profesional, entregada a su familia, firmeza y determinación para lograr sus conquistas.

Todos los allí presentes el día de la boda, dijimos al unísono, "se hizo como ella lo soñó". Fue en el día y la hora perfecta. El sol radiante iluminó el entorno y las llamas del amor avivaron los corazones rebozados de emoción.

Las orquídeas bien cuidadas de Isabel Emilia Caminero, cariñosamente doña Belica, mamá de Doris, como si fueran elegidas para tal ocasión, dieron vida con sus colores a la carpa colocada en frente de la casa, donde se hizo la ceremonia oficiada por el padre Alejandro Cabrera.

Los novios desfilaron hacia el altar agarrados de los brazos de los hermanos de Doris, Raúl y Fior. Un séquito de damas y pajes, todos sobrinos e hijos de amigos, con el permiso de las melodías interpretadas por la cantante Francis Marizán.

En el tiempo de Dios

En encuentro fue en la casa donde ella nació, justo en la entrada de La Joya, Guerra, donde sus amigas Alicia Estévez y Elsy Fernández, en el altar improvisado, rogaron para que, en los momentos de prueba, renueven su fe en el sacramento que recibían y busquen la ayuda de Dios para vencer toda tentación. Que Él ensanche su esperanza y haga crecer su amor. Ambas acompañaron al sacerdote en una ceremonia inusual, en la que todos reímos a carcajadas con sus ocurrencias y sermón a poste.

Terminada la ceremonia pasamos a una de las partes laterales de la casa donde brindamos por la felicidad de los contrayentes y comentamos las palabras de nuestra amiga Nexcy de León pronunciadas al final de la misa, y en las que afirmó: “Doris es un ser humano como pocos, con valores ya en extinción que a un hombre inteligente como Juan Carlos no le fueron desapercibidos”.

El valor de la amistad

Al final de la tarde, la decoración realizada por Grisell Lora con flores rose gold, follajes en colores dorados, blanco y clear dieron un contraste romántico al caer la tarde en la hermosa villa familiar, en momentos en que todos nos mirabamos con jubilo y tenues rayos del sol se posaron silenciosamente en las mesas colocadas a orillas de la piscina.

Yo estaba sentada en la mesa 12 frente al bizcocho que fue estratégicamente colocado a la vista y disfrute de los invitados, entre ellas las "gugulinas", un grupo de amigas ya hermanas que bailamos junto a ella y su ya esposo, gozamos, degustamos una rica cena y disfrutamos este momentos como si fuera nuestro.

Una vez leí, que uno siempre vuelve al lugar donde más feliz fue, pero casarse también ahí, es una bendición que esperamos Dios prolongue por el resto de sus días...