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Martine Moïse en una sociedad preñada de ficción

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Ivelisse VillegasSanto Domingo

Recientemente vi en Neflix la serie “Lie to Me” en español Miénteme, inspirada en el trabajo científico Paúl Ekman, uno de los psicólogos más destacados en el estudio de las conexiones existentes entre los estados emocionales y las expresiones faciales, basado en las emociones principales como son la tristeza, la ira, la sorpresa, el miedo, el asco, el desprecio y la alegría.

En la trama Cal Lightman es Tim Roth, un psiquiatra experto en mentiras, y la trama se centra en las expresiones faciales, lenguaje corporal, la voz y las palabras para descubrir si alguien está mintiendo y que está sintiendo realmente. Junto a un equipo de trabajo detectan verdades y mentiras para ayudar en investigaciones de crímenes.

El hechos es, que el 7 de julio el timbre de mi casa sonó de manera habitual a esa hora porque llega Ketty, mi asistente en el hogar, de nacionalidad haitiana. Desde que abrí la puerta la vi exaltada, no saludó, solo exclamó mataron al presidente de Haití, Jovenel Moïse, le contesté no puede ser, y cómo, en seguida me pasó fotos y una afirmación difundida que fueron americanos y colombianos y que su esposa, Martine Moïse, estaba grave.

Una trama interesante

A partir de ahí, seguí las informaciones emitidas por los medios y cada vez veo este hecho como si fuese una película, o mejor dicho, una serie con capítulos y diálogos mal estructurados, en el que cada día hay más incógnitas para quienes estamos de espectadores.

Satisfaciendo esa necesidad que tenemos todos de saber siempre la verdad me detengo por un instante en un hecho poco relevante y es la viuda Martine Moïse, una dama que es la protagonista de la historia, testigo presencial de todo lo que pasó, una esposa, madre de tres hijos, mano derecha del presidente. Según versiones artífice de un legado empresarial, de su posicionamiento político y la última persona que vio con vida al presidente de Haití.

Cabe destacar que admiro de ella su temple de una mujer de armas a tomar y si Cal Lightman en su papel de Tim Roth fuera contratado para descubrir la verdad le preguntaría, claro ésta, con mucho respeto; por ejemplo, porque arribó luciendo las joyas que usa en sus momentos más importantes como primera dama y un peinado diferente a la foto que circulo de ella en las redes sociales cuando estaba acostada en la cama y su actitud al bajar lentamente los escalones del avión, sin una pisca de emoción, solo la necesaria para para ser coherente con el momento y la posición de primera dama de un país que hoy clama justicia.

De igual forma, cuando ocurre el magnicidio ella sale de la habitación a esconder los niños mayores de edad y luego regresa a meterse debajo de la cama junto al marido. No había ventanas, ni puertas, solo la cama como si fuesen dos niños jugando a las escondidas.

Asimismo, Cal Lightman le preguntaría si la habitación estaba tan oscura que solo adivinó… que tenían botas y hablaban español, no el acento para saber la procedencia. Se supone que un presidente guarda los documentos un una caja fuerte, no en la mesita de noche, que se llevaron los pasaporte diplomáticos “tremenda joya”. Hay muchas verdades ocultas, diría el actor.

Otra pregunta sería porque fue recibida por el primer ministro interino Claude Joseph, quien había sido despedido días antes.

Las incoherencias son interminables en la trama que ahora cuenta con 26 detenidos. Todo el mundo es sospechoso, los colombianos militares retirados, policías haitianos y civiles, y Christian Emmanuel Sanon- médico residente en Estados Unidos.

Como dice el reconocido perito criminalística argentino Daniel Salcedo al portan Infobae: "No existe el crimen perfecto, sino malos investigadores".

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