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CRÓNICA LIGERA

¡Una mujer despierta!

Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Muchas veces entro en pánico y ciertamente me preocupa escuchar testimonios de decenas de mujeres que van por la vida sin rumbo, sin sueños y sin aspiraciones… Aunque no todas nacimos para ser heroínas, si llegamos con grandes cualidades, con un espíritu que nos mantiene despiertas, que nos guía y nos empuja a continuar.

Las mujeres nacemos con valiosos dones que nos permiten un manejo eficaz en todo lo que nos proponemos, sin embargo, es penoso ver como muchas delegan todas esas cualidades por comodidad o por simple desidia. En muchos casos, las ha marcado la forma de crianza o su entorno, lo cual ha influido para que se conviertan en seres amargados, tristes y sin brillo.

Entonces se dedican a hacer lo que otros quieren. Es que ni siquiera están al tanto de las informaciones disponibles en la actualidad y que están asequibles a la generalidad, por diversas vías, las cuales motivan a un “despertar femenino”, que conduce a vivir bajo un esquema propio, que nos saca de la zona de confort y nos lleva tras lo que realmente nos satisface, en lo emocional, sentimental y en lo profesional.

Despertar

Una mujer despierta es la que descubre su inmensidad y cultiva cualidades que la hacen única e irrepetible, reconoce el placer como medicina y ha aprendido que la eternidad cabe en un instante bien vivido, camina sin prisa, sabiendo que pueden ocurrir tormentas, pero que ellas no detendrán su viaje.

Una mujer despierta, construye su mundo, sabe que una vida llena de carencias y pocos placeres, es una vida llena de dolencias y vacíos existenciales. Ella defiende a capa y espada su libertad y la cuida como expresión de su ser. Reconoce que es imprescindible ser feliz y que su bienestar físico y emocional está por encima de todo, para poder dar lo mejor de sí. Una mujer despierta valora el sentir de su alma, está consciente de su vida, y se proporciona las cosas que la hacen feliz.

Una mujer despierta es una obra de arte inspirada en sí misma, que conquista y motiva a otras mujeres a despertar. Es consciente que no silencia su voz y lucha para convertir sus sueños en realidad. Es fuerte, denuncia las injusticias, los abusos y va de frente por la vida.

Una mujer despierta se convierte en un ser extraordinario, vive armada de fe, esperanza y decisión. Anima a otras mujeres a contactar su poder interno, construye su historia, tiene sus propias creencias, valora sus recuerdos y no deja sus rituales. Una mujer despierta trabaja en silencio, crea su mundo y cada vez es mejor. ¡Nunca es tarde para despertar!

Con el favor de Dios, nos leemos la próxima semana.

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