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CRÓNICA LIGERA

¡La vida es cuestión de actitud!

Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

Soy el vivo retrato de que la vida es como la asumas, y nos conduce por el camino de la autenticad y la satisfacción del alma. Desde que entendí el algoritmo de mi existencia trabajo en mi felicidad y bienestar, no por egoísmo, sino por consciencia y claridad de que la misma depende absolutamente de mí.

Aprendí, y lo tengo bien claro, que no vine a encajar, ni a forzar para entrar en los cánones que me impone la sociedad, vine a ser feliz, primero conmigo, después con los demás. Entonces, en el trajinar de la vida a fuerza de golpes, traiciones, caídas y dolores que me han atravesado el corazón, aprendí que cada situación por más dura que sea, tiene algo bueno que aportarnos, pero, para buscar lo bueno en todo hay que tener el conocimiento necesario y una visión clara que nos ayude a saber lo que es ser positivo.

No es cuestión de decirlo, sino de hacerlo. Mantengo la idea de que todo lo que Dios hace tiene un propósito que nos conduce a algún fin, que por lo general es bueno para nuestra vida. ¡Aunque el proceso duela!

Hay un fallo

Pensar que todos podemos ser positivos como por arte de magia, es un error, pero lo que si podemos es poner en práctica nuestros propios criterios sobre tener una mejor visión que nos conduzca a desarrollar un concepto definido sobre como quiero vivir mi vida, que rija y ejecute sin importar las circunstancias, sin embargo, acepto que existen decenas de situaciones y momentos donde todo lo aprendido y practicado sobre este tema, falla, nos volvemos un desastre con nuestra propia actitud, nos fallamos a nosotras mismas y a Dios.

Es difícil, esto pasa cuando reaccionamos con miedo y mostramos poco entendimiento ante un hecho, lo hacemos sin pensar, en el marco de una vorágine de sentimientos entrecruzados que viajan desde lo más profundo de nuestro ser, nos pasa a todos, pero eso no debe ser nunca un consuelo, sino una acción que nos lleve a meditar, trabajar y mejorar, que yo reconozco, que la mayoría de las veces en la que fallamos, es simplemente por falta de fe.

¡Qué cuidar!

Como advertencia, lo primero a cuidar son nuestras palabras, esas que forman parte del lenguaje cotidiano, buenas o malas se convierten en decretos, que muchas veces logramos y nos guían hacia lo que no queremos.

Nuestros pensamientos, los cuales pueden perturbarnos o ayudarnos a alcanzar la meta, se vuelven acciones con las cuales construimos sentimientos. Debemos conocer que “los pensamientos con los que construimos nuestros sentimientos, son los sentimientos que van a definir la actitud con la que afrontamos cada una de las situaciones de la vida”.

Todo pensamiento provoca un sentimiento y actitud que mueve nuestra conducta. Entonces, prestemos atención a los procesos emocionales que vivimos, lo que pensamos y como actuamos para aprender a ver la vida con actitud positiva.

Con el favor de Dios, nos leemos la próxima semana.

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