CRÓNICA LIGERA
¡Forzar para encajar!
En el camino de la vida ganamos decenas de personas que nos aportan, nos enseñan o simplemente cumplen una misión en el trayecto de nuestra existencia. En los últimos tiempos he visto con frecuencia que la gente se enfoca en las ganancias, en lo que les beneficia y en lo que materialmente le aportan los demás.
El criterio, la sabiduría y los buenos consejos se han ido de viaje. Ya la gente no necesita apoyo, ni compañía, sino lo que traen consigo, beneficio económico o social. Hay quienes emplean tiempo, esfuerzo, energía, creatividad y dinero para encajar en determinado espacio social, a veces alcanza hasta lo laboral, con el propósito de escalar o de posicionarse. Sin reconocer sus valores, ni que las grandes acciones debemos desarrollarlas por y para nosotros, porque lo que hacemos forzado, donde no cabemos no debemos estar. Somos seres humanos especiales, con cualidades únicas que desde una óptica cualquiera poseemos los atributos necesarios para obtener lo que necesitamos, sin tener que mostrar nuestras insuficiencias, ni exponernos.
Mi versión
Dejamos de ser nuestra mejor versión para entrar en un mundo vacío, donde no podemos ser quienes en realidad somos, libres, auténticas y reales, entonces ese no es nuestro espacio, tampoco es nuestro lugar, aunque sea nuestro hogar, el trabajo de nuestros sueños o el grupo al que siempre quisimos pertenecer. Nada es tan grave en esta vida como perder nuestra identidad para adaptarnos a la vida que quieren nuestros padres o ser el profesional que sueñan nuestros abuelos, es una realidad que casi siempre pasa, mientras estamos en la niñez o en la adolescencia; pero al crecer, cuando nos vamos desarrollarnos y comenzamos a conocernos, debemos entender que nada es tan limitado como vivir en nuestro cuerpo con un corazón apagado bajo tristeza, dolor y amargura, por ser quienes no somos. De adulto se da el caso que nos coarta cuando queremos convertirnos en la persona ideal que quiere nuestra pareja y nosotros la complacemos… Cambiar para encajar es ir en contra de nuestros más íntimos deseos. ¡Y eso es absurdo!
¡Ser feliz!
Los cambios o adaptaciones comienzan cuando entendemos que ser diferentes es una bendición. La vida es muy corta, razón válida para cuidarla y no desperdiciarla. Con mi mensaje no quiero motivarte a la desobediencia, sino al autoanálisis, ser sincera y pura en lo que sientes, hasta que puedas concluir en lo que en realidad quieres, no en lo que nos imponen, que renace a través de nuestro subconsciente y muchas veces nos cambia el horizonte. Debemos vivir en el presente, estar atentas en identificar lo que de verdad nos hace estremecer el corazón, nos ilumina el alma y simplemente nos hace feliz, porque si algo bueno tiene este tiempo cargado de modernidad y tecnología es que muchos hemos aprendido a vivir basándonos en nuestro el ser, sin complejos, miedo o inhibiciones. ¡Es tiempo de vivir nuestra mejor versión!.
Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.