Las Sociales

Lactancia y duelo perinatal: Pechos llenos, manos vacías y un corazón entre el amor y el dolor

La Semana Mundial de la Lactancia Materna, instituida por la Organización Mundial de la Salud y Unicef en 1992, se celebra del 1 al 7 de agosto en más de 120 países.

El duelo siempre deja una huella y los recuerdos se reactivan en fechas importantes. Lo que marcará la diferencia es el proceso de adaptación de acuerdo al acompañamiento saludable. ISTOCK Y FUENTE EXTERNA

Celeste PérezSanto Domingo, RD

Luisa espera­ba nuestra lla­mada. Sabia el tema que íba­mos a tratar, pero este aviso no hacia menos triste el momento. ¿Por dónde empezar?, ese era el reto. ¡Respirar pro­fundo siempre ayuda!, su­gerimos, y ella empieza a conversar. Corría el 2018 cuando quedó embaraza­da por primera vez. Como toda madre interesada en ofrecer lo mejor a su bebé comenzó a documentarse sobre las ventajas de la lac­tancia.

En octubre llegó su niña. Hermosa y saludable como la había soñado. “Al salir de la sala de recuperación la coloqué con cuidado en mi pecho, esperaba con ansias ese momento”, rememora.

Luisa pertenecía a un grupo de lactancia donde se orientó para que el pro­ceso fuera una experiencia positiva. “Pero esa indes­criptible felicidad duró poco tiempo. Mi bebé se vistió de ángel y me dejó con el cora­zón destrozado, los brazos vacíos y los pechos llenos de amor”. Se produce un silen­cio que no es prudente inte­rrumpir.

Continúa: “A las cinco ho­ras de su fallecimiento mis pechos estaban desborda­dos. Fue muy difícil no tener a quién alimentar. Guardé la leche por varios días, no sa­bía qué hacer. Solía extraer más de 24 onzas a diario, la producción era abundante a pesar del difícil momento que estaba viviendo. Tuvi­mos que comunicamos con la doctora para pedir orien­tación de cómo disminuir”.

Aunque por poco tiem­po, Luisa sostiene que lac­tar fue su parte favorita de la maternidad. “Es una co­nexión inexplicable. Ahora estoy nueva vez en espera y confiamos en Dios tener el privilegio de lactar y ser una madre terrenal, celestial ya lo soy”.

La voz experta “Aunque es difícil ha­blar del tema por la canti­dad de sentimientos que in­volucra, el duelo perinatal es común. Cuando ocurre, no solo se pierde una vida, también se esfuman los sue­ños y planes de ambos pa­dres”. Explica Angy Estévez, especialista en Salud Men­tal Perinatal.

Estévez apunta que los beneficios de la lactancia materna son numerosos, por lo que la Organización Mundial de la Salud la re­comienda como modo ex­clusivo de alimentación durante los seis primeros meses de vida. “Reduce la mortalidad materna infan­til, refuerza su sistema in­munológico y genera un vínculo con el bebé tan fuerte, que algunas madres pasan por una especie de duelo cuando tienen que dejar de amamantar, sea por baja producción u otras razones”.

¿Qué ocurre cuando la madre está experimentando un duelo perinatal, además de la reacción natural de su cuerpo en proceso de lactancia?

“La madre se enfrenta a una situación ante la cual no dispone de capacidad para tomar decisiones. Los profesionales de la salud, en la práctica tradicional y de acuerdo al protocolo, inhi­ben de forma farmacológica la producción de leche por la carga emocional que im­plica”, dice Estévez.

La especialista cita que los duelos son tan úni­cos como la personalidad de quien lo experimenta. “Siempre es recomenda­ble contar con la orienta­ción del psicólogo perina­tal y la asesora de lactancia. Una opción saludable por ejemplo, es hacer la dona­ción a un banco de leche, pero es importante que sea una decisión de los padres, no manipulada por los pro­fesionales, su rol es solo acompañar”.

Estévez plantea que es natural la sensación de des­protección y de carencia de herramientas para mane­jar el tema. “A nivel cere­bral en el sistema límbico, responsable de las emocio­nes y parte de la formación de memorias, se guardan de manera distintas las situa­ciones. Esos recuerdos se relacionan a acontecimien­tos que a simple vista no im­portan, sin embargo, emo­cionalmente sí, como los gestos del personal médico, un sonido, un olor, un lugar, entre otros. Procesar toda la información requiere de tiempo y apoyo, el duelo pe­rinatal no debe ser menos­preciado”, concluye

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