Crónica ligera

Todo tiene un costo, lo difícil es identificarlo

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Ana Mercy OtáñezSanto Domingo

¿Todo ha cambiado? o ¿nada ha cambiado? Después de la pandemia muchos podrán contestar ambas interrogantes desde su propia experiencia, aunque parece que ambas cosas pueden ser ciertas… pero quienes decidimos somos nosotros si esta pausa involuntaria nos ha dejado un gran aprendizaje o simplemente fueron días perdidos. Yo he tomado la decisión de vivir mis sueños y la vida que me quiero llevar. Vivir nuestro propósito puede ser una tarea larga, pero nada es más gratificante que descubrir lo que te apasiona, a que viniste a este mundo, que puedes ofrecer y aportar a otros. Me tomó un tiempo, cómo a otras personas entender que a veces una debe ir contra su naturaleza para alcanzar las profundidades de la vida.

Costo

Hay que saber cuáles son nuestras limitaciones, pero debemos sustentar nuestra vida en nuestras fortalezas. Así es cómo aprendemos a aceptar que debemos estar dispuestos a perderlo todo, para ganar todo lo que Dios ha diseñado para nosotros, porque hay un costo para las cosas que más nos importan en la vida y es en ese sacrificio que encontramos el verdadero tesoro. ¡No es metálico, ni es en efectivo! Es tu vínculo contigo mismo, con la vida, con las nuevas reglas de convivencias, con el cambio drástico en los distintos trabajos, en la educación y en las relaciones. ¿Lo has pensado?

Continuar

Justo llegó la hora de que te reinventes, te adaptes o no sobrevivirás... ¡Así de simple! Si no te has dado cuenta, es el momento de acallar tu ego para que puedas escuchar tu alma. De que comiences a vivir lo que siempre has deseado, eso que anidas en lo más profundo de tu corazón, me refiero a esa vocecilla que te golpea intermitentemente invitándote a que te atrevas, a que continúes, a que no desistas. No te hablo de éxito económico, la verdadera victoria está en alcanzar aquello que el dinero no puede pagar.

No es tarde

Reencausarnos no se mide en edad o tiempo. Nunca es demasiado tarde para comenzar un sueño, trazarnos una meta o iniciar un proyecto… Tarde es cuando te preguntas ¿Por qué no lo hice? He aprendido que “el ser humano no muere cuando el corazón para de latir... muere cuando de alguna forma deja de sentirse importante”. Entonces, el presente nos invita a que caminemos hacia ahí, hacia a donde queremos estar, debemos colgar el miedo para no dejar de perder oportunidades y lograr de una vez y por todas hacer lo que siempre hemos soñado. Aplica para quienes quieren ser políticas, empresarias, deportistas, modelos, artistas o amas de casa…

Con el favor de Dios nos leemos la próxima semana.

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