Iniciativa
Krystal y Jake: Una pareja en pro del medioambiente
El Día Internacional de la Tierra, que se recuerda cada 22 de abril, encontró el mundo en pausa por la pandemia del Covid-19, tema que ha dominado la agenda noticiosa y la atención de la humanidad. La efeméride, proclamada por las Naciones Unidas en 2009, alerta sobre la necesidad de acelerar acciones en favor del clima y la naturaleza.
Por suerte, en una sociedad donde a muchos el tema les parece indiferente, también existen parejas como Krystal Serret y Jake Kheel, quienes han asumido el compromiso de realizar en su hogar pequeñas acciones enlazadas a sus actividades cotidianas, con la finalidad de contribuir para aminorar el impacto ambiental de los residuos.
Jake tiene vasto conocimiento en el concepto de reciclaje, como vicepresidente de la Fundación Grupo Puntacana sabe que esta práctica es el principal recurso para lograr el uso productivo de la basura. “Partiendo de su experiencia nos motivamos a simplificar el proceso. Él me explicó los detalles y en poco tiempo la dinámica se volvió fácil y parte de la rutina, sin plagas ni olores”, dice Krystal.
Para quienes son ambientalmente conscientes, reciclar es una actividad cotidiana, sencilla y gratificante. Casi todos los elementos pueden ser reciclados o reutilizados en diferentes situaciones, aunque algunos de ellos, por ser extremadamente descartables o por ser tóxicos, no pueden ser guardados.
“El buen manejo de la basura radica en no producirla. Como ciudadanos tenemos el derecho y la responsabilidad de rechazar materiales que no necesitamos o exigir alternativas. Cada hogar debe adaptar la filosofía de reducción a su realidad, así minimizamos la basura con un mínimo esfuerzo”, sostiene Jake.
¿Cuáles materiales se pueden reciclar? ¿Cómo se clasifican? ¿Dónde se depositan? Jake Kheel explica que en el hogar la clasificación es el paso crítico en el manejo de residuos. “Normalmente se generan tres tipos: desechos orgánicos, reciclables y basura. Los desechos orgánicos consisten en las cáscaras de huevos, frutas y vegetales, café, entre otros producidos en la preparación de la comida y representan entre el 40% al 60% de los residuos en una casa promedio”.
“Nosotros, agrega Kheel, utilizamos un contenedor plástico para depositar los desechos orgánicos. Cuando se llena va a compostaje, un proceso de transformación de la materia orgánica para obtener un abono natural”.
El matrimonio explica que en su hogar también se producen materiales reciclables, como plásticos, vidrios o metal. “Lavamos los recipientes para eliminar remanentes orgánicos y evitar olores o plagas y los depositamos en una caja plástica abierta”.
Compromiso “Nuestra casa no es perfecta, también nos equivocamos y producimos desechos sólidos. No somos ‘descarga cero’, aunque sería nuestro sueño. El compromiso que hemos asumido es minimizar la huella ambiental comenzando en la familia”. Concluye la pareja
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